(zenit – 5 nov. 2020).- En el contexto de la reciente publicación del Motu proprio Authenticum charismatis del Papa Francisco, referido a la fundación de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, surge la figura indiscutible del venerable sacerdote español, Doroteo Hernández Vera, quien este 6 de noviembre cumplirá 29 años de su partida al cielo.
Como fundador en diciembre de 1937 del Instituto Secular Cruzada Evangélica, actualmente presente en siete países de tres continentes, respondió en su momento a la voluntad del santo padre, expresada en la carta descrita líneas arriba: “Los fieles tienen derecho a ser advertidos por los pastores sobre la autenticidad de los carismas y la fiabilidad de los que se presentan como fundadores”.
Un río desbordado
Nacido en la ciudad española de Soria, Matute, el 28 de marzo de 1901, la vida del niño Doroteo transcurrió en una familia muy religiosa y abnegada.
Después de terminar sus estudios, que él mismo ayudó a solventar con su trabajo, fue ordenado sacerdote diocesano el 23 de marzo de 1926, a la joven edad de 25 años. Algún tiempo después, sería probado en su fe y fidelidad a la Iglesia…
Como todos sabemos, en plena Guerra Civil española, la Iglesia y sus ministros fueron perseguidos y martirizados. Uno de estos valientes fue el padre Doroteo, quien de modo clandestino -y con la identidad cambiada-, se las ingeniaba para celebrar la Misa a diversas comunidades de católicos.
Por ello, en abril de 1937 fue apresado, torturado y conducido a la prisión de Santander. Allí, junto a otros cinco detenidos compartió una pequeña celda acondicionada en un pasillo, en la que tuvo que acomodarse dentro de un espacio de 4.25 metros de largo por 1.80 de ancho.
Una cruzada de amor
Librado de la prisión de modo milagroso en agosto del mismo año 1937, sacó fuerzas y, a modo de recuperación del tiempo perdido, ejerció con pasión el apostolado de visita a los reclusos, en especial a los condenados a muerte.
Retomó también el seguimiento pastoral y espiritual de un grupo de jóvenes españolas, a quienes invitaba a vivir una vida sencilla, donde la Eucaristía fuese el centro de sus vidas. El fin era hacer llegar el amor de Dios a los ambientes más difíciles y necesitados del anuncio del Evangelio.
Brotó entonces la semilla de lo que sería un instituto de laicas consagradas, llamado Cruzada Evangélica, el cual cuenta entre sus destacadas historias a la hoy sierva de Dios, Ascensión Sánchez, joven española fallecida en 1946.
Fue así que, probado en el sufrimiento, la persecución y las privaciones, el fundador dejó un invalorable legado a la Iglesia. La inspiración de este hombre santo se ha visto cristalizado con obras en el campo sanitario, educativo y social, en países siempre misioneros como el Perú, Bolivia, Guatemala, República Democrática del Congo, Zambia y España.
Quienes viajen a Madrid, pueden visitar en la ciudad de Coslada la tumba del venerable Doroteo Hernández, ante la cual se puede orar por su pronta beatificación.
Para conocer más del Instituto Secular Cruzada Evangélica, haga clic aquí.