Beatitud Sviatoslav Shevchuk. Foto: Aica

Cartas desde la Guerra (duodécimo día): Nuestra Catedral y las parroquias son verdaderos centros de salvación

Un alcalde asesinado mientras hacia su trabajo, otro herido en las mismas circunstancias así como un llamado a que se cierren los cielos de Ucrania, es lo que en el mensaje número doce pide el líder los católicos ucranianos.

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(ZENIT Noticias / Kiev, 07.03.2022).- Duodécimo día de guerra y duodécimo día en que Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de los greco-católico ucranianos, envía un mensaje a supueblo y a las naciones en medio de la guerra. Ofrecemos la traducción correspondiente a este día en el que cuenta, entre otras cosas, cómo un alcalde fue asesinado mientras distribuía ayuda y otro fue herido.

***

Alabado sea Jesucristo, queridos hermanos y hermanas en Cristo, os saludo desde las santas colinas de Kiev, desde nuestra Catedral Patriarcal de la Resurrección de Cristo.

Hoy estamos en el duodécimo día de guerra. Hoy es 7 de marzo de 2022.

En este día quiero agradecer en primer lugar al Santo Padre Francisco porque ayer, durante el rezo del Ángelus, condenó la guerra contra Ucrania de forma inequívoca y clara. Dijo claramente que no se trata de una operación, sino de una guerra. Una guerra que se libra sobre todo contra los civiles, contra la población civil.

Hoy, en este duodécimo día de guerra, según las Naciones Unidas, ya tenemos 1,5 millones de refugiados de Ucrania que han abandonado su patria.

Hoy quiero dar las gracias a todos los que apoyan a nuestro pueblo, a nuestra patria, a nuestras fuerzas armadas.

Siguen llegando innumerables correspondencias y cartas de solidaridad a mi nombre.

Hoy quiero agradecer de manera especial a los obispos católicos de Asia, en particular de Hong Kong.

Quiero dar las gracias a los católicos de la India, en particular a las Iglesias católicas orientales: la Iglesia siro-malabar y la siro-malancar. Gracias de corazón a las Iglesias católicas orientales de Europa: las de Rumanía, Bulgaria, Hungría, Eslovaquia. A todos los que sienten especialmente el dolor de nuestra Iglesia y de nuestro pueblo. Hoy quiero dar las gracias al pueblo polaco, al episcopado polaco, al Estado polaco, porque ya han acogido a más de un millón de refugiados en sus brazos, en sus casas, y están haciendo todo lo posible para prestar la ayuda necesaria a estas personas. Que el Señor les pague el ciento por uno.

Hoy Ucrania se resiste. Ucrania está luchando.

Mi corazón está especialmente con mi archidiócesis de Kiev. En las afueras de Kiev se están produciendo intensos combates. Tres ciudades, situadas a unas decenas de kilómetros del centro de Kiev, se han convertido en un enorme y terrible campo de batalla: Irpin, Gostomel y Bucha.

Ayer recibimos la noticia de que el alcalde de Hostomel, el Sr. Yuriy Prylypko, fue asesinado justo cuando distribuía alimentos y medicinas a los necesitados. El alcalde de Bucha, el Sr. Vadym Denysenko, que cumplió valientemente con sus funciones, resultó herido.

Quisiera dar las gracias a todos los que hoy ejercen realmente el poder del Estado a distintos niveles en Ucrania y organizan la defensa de nuestro pueblo.

Por desgracia, todo lo que se ha dicho sobre los corredores verdes para evacuar a la gente de las ciudades, que son las que más sufren el asedio y los bombardeos, no se ha hecho realidad. Hoy pedimos a la comunidad mundial: «¡Cierren el cielo de Ucrania!».

Porque son precisamente los misiles de crucero rusos los que están matando a la mayoría de los civiles en nuestra tierra hoy en día. Para los cristianos que viven según el calendario juliano, hoy en Ucrania es el primer día de Cuaresma. Hoy rezamos, ayunamos y hacemos buenas acciones.

Me gustaría dar las gracias en particular a nuestra Cáritas Ucrania, que está haciendo todo lo posible para proporcionar lo esencial allí donde la situación es más difícil hoy en día. Nuestra Catedral Patriarcal de la Resurrección de Cristo y las demás parroquias son hoy verdaderos centros de salvación para la vida humana.

Hoy rezamos por las fuerzas armadas ucranianas. Bendecimos a nuestros voluntarios y a todos los que se acercan al día de la victoria. Que Dios bendiga a Ucrania. Que Dios bendiga al pueblo de Ucrania. Que Dios salve a su pueblo y bendiga su herencia. Que el Señor te bendiga con su gracia ahora y siempre y hasta los siglos de los siglos. Amén.

¡Alabado sea Jesucristo!

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Redacción Zenit

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