(ZENIT Noticias / Puerto Príncipe, 06.05.2022).- Sobre la actual situación que se vive en Haití y el papel de la fe y la Iglesia en una situación como la que allá se vive nos habla el padre Pénès Célestin, sacerdote de haitiano, en esta entrevista que realizó ZENIT con el apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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¿Cuáles han sido las repercusiones políticas y económicas en Haití tras el asesinato del Presidente Jovenel Moïse? ¿Ha crecido el nivel de violencia tras el magnicidio?
Respuesta: Antes de la presidencia de Jovenel Moise había inseguridad, violencia, hambre, secuestros, acceso difícil a la educación, etc. Durante su presidencia había todo esto y continúa después de su asesinato en la noche del 6 al 7 de julio de 2021, pero a un ritmo mayor, porque últimamente escuché en las noticias que, de enero a marzo de este año, Haití registró 225 casos de secuestro.
Sin embargo, según Le Nouvelliste, el periódico más popular de Haití, desde enero hasta el 25 de diciembre de 2021 hubo mil dos casos, mientras que fueron 796 en 2020. De hecho, el tema de los secuestros crece cada día. Estoy seguro que en estos días el secuestro es la noticia más escuchada en la prensa. Lo más difícil en el tema del secuestro es que muchas veces piden una cantidad de dinero que las víctimas no tienen y las maltratan. Entonces, la inseguridad preocupa a todas las personas en Haití, porque casi todos los días hay muertos y secuestros, en comparación con años anteriores.
El costo de la vida aumenta considerablemente, es que mucha gente no puede comer ni beber adecuadamente. Actualmente, Haití no tiene presidente y nadie sabe cuándo serán las elecciones para elegir uno, porque normalmente los candidatos deben hacer campaña. Sin embargo, a causa de la situación actual del país todas las personas tienen miedo de salir a hacer sus cosas, e incluso las más importantes. El contexto es difícil.
¿Qué repercusiones tiene en general la violencia para la vida religiosa en Haití? Por ejemplo, ¿hay falta de fe, deseos de venganza si ha sido asesinado o asaltado algún familiar, cambio de religión, etc.?
Respuesta: En Haití, como en todo el mundo, los fieles tienen miedo y sienten que sus vidas están amenazadas, pero van a la Iglesia como siempre. De hecho, nunca he oído que el fiel se vengue de una manera u otra. Por el contrario, cuando alguno es víctima, incluidos algunos miembros del clero, todos se abandonan en las manos de Dios con el ayuno, el Rosario, la Adoración y, sobre todo, la Santa Eucaristía.
De verdad, no puedo decir que hay una crisis de fe en Haití, porque es un pueblo que reza muchísimo. Yo diría que la fuerza de todo este rubro es sobre todo su fe, porque esperan en Dios y creen que Dios puede mejorar la condición de sus vidas. En este sentido, tengo conciencia que una mejor condición de vida podría favorecer los ejercicios espirituales, especialmente, la administración de los sacramentos.
¿Cómo actúa la Iglesia frente a los niveles de pobreza que se experimentan en Haití? Es decir, en general cuáles son las ayudas que se dan a los más necesitados, realizan alguna forma de organización para donación de comida y ropa, etc.
Respuesta: La misión de la Iglesia universal se basa en estos tres puntos: enseñar, santificar y gobernar. Con la gracia de Dios, la Iglesia de Haití cumple su función en la sociedad. Digamos que Haití tiene una Iglesia que acompaña a la gente en todos los aspectos de su vida, es una Iglesia que está presente en todas partes y activa donde los políticos se han olvidado. La Iglesia de Haití es conocida por invertir en educación y forma generaciones que representen al país entero en todo el mundo. Entonces, dar de comer a la gente no es la misión principal de la Iglesia, como dije antes, la misión de la Iglesia es enseñar, santificar y gobernar. En este sentido, «enseñar» significa proclamar la Buena Noticia, dar testimonio de lo proclamado en todos los detalles de la vida y denunciar lo que está mal.
De hecho, de forma concreta, no estoy seguro de que la Iglesia de Haití tenga un plan para dar el pan de cada día a todas las personas; la Iglesia tampoco puede. Sin embargo, en situaciones de emergencia interviene para ayudar según sus leyes y capacidad.
¿Qué propuestas pastorales se van planeando para ayudar a los jóvenes a que no formen parte del crimen y puedan tener mayores esperanzas de vida, sin tener que emigrar de su país?
Respuesta: Es natural querer vivir bien. La voluntad de Dios es que todos y todas vivan bien y se salven. Es normal que los haitianos busquen una vida mejor en cualquier parte del mundo, es humano, mientras haya quien ofrezca una vida mejor a los haitianos, es decir, a sus hijos, éstos seguirán abandonando el país. De hecho, la Iglesia es fiel a su misión y situación, pero estoy seguro de que su trabajo es poco, porque hay mucho trabajo.
La Iglesia de Haití invierte para la educación de los jóvenes en la atención sanitaria. Por ejemplo, las mejores escuelas de Haití son las católicas, además, en algunas zonas rurales sólo la Iglesia Católica tiene un centro que tiene atención médica. En Haití, el grupo de pastoral juvenil es muy activo.
En el verano de este año, del 28 al 31 de julio, todos los jóvenes del país están invitados a un evento de fe y formación en el norte del país. Este evento es organizado regularmente por la Conferencia Episcopal de Haití.
Finalmente, ¿cómo se vive la fe católica en Haití cuando dentro de la población se practica el vudú y la santería? ¿Hay sincretismo religioso o hay una clara separación entre católicos y quienes tienen estas prácticas mágicas?
Respuesta: En el 2003, el presidente Jean-Bertrand Aristide declaró que el Vudú es una religión, pero Haití sigue siendo un país cristiano hasta ahora. Ciertamente, algunas personas viven puramente su fe cristiana sin mezclarse. Sin embargo, otras personas lo mezclan con otras prácticas. Esto es un hecho cultural, ya que cada país tiene su cultura.