Heridos por la guerra en Debaltseve. Foto: AP; BBC

Cartas desde la guerra (día 77): “Vemos a nuestros soldados lesionados, que con sus heridas nos dicen que Ucrania clama a Dios y a la conciencia del prójimo”

“Durante el último día se causó mucho dolor en Ucrania. Es casi imposible evacuar completamente a la gente de la zona de guerra. Además, el enemigo deliberadamente está tratando de bombardear los pequeños caminos de vida por los que la gente todavía puede escapar de las bombas y los proyectiles rusos. Por eso es tan importante hoy para todos nosotros escuchar el llanto de los ucranianos: de los niños, de las mujeres, de las familias…”, dice Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk.

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(ZENIT Noticias / Kiev, 11.05.2022).- Continuando con sus reflexiones desde un país invadido que busca la normalidad, el arzobispo mayor de los greco-católicos ucranianos se detiene en una obra de misericordia a la vez que da el parte de la situación que vive este día el país.

 

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¡Cristo ha resucitado!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy es 11 de mayo de 2022 y Ucrania está viviendo, soportando, 77 días de agresión rusa, 77 días de guerra a gran escala de Rusia contra Ucrania.

Ucrania sigue sangrando… Ríos de lágrimas fluyen por nuestra Patria… un mar dolor… la voz del llanto parece alcanzar los cielos.

En el este de nuestra Ucrania se sigue llevando a cabo una gran actividad militar. Por lo que oímos, el enemigo está tratando de avanzar sin descanso por nuestras tierras, asaltando nuestras ciudades y pueblos. Implacablemente siembra fuego sobre nuestro suelo, bombardeándolo con todo tipo de armas que existen hoy en día. Intentan destruir nuestras ciudades y pueblos con bombas aéreas. La artillería y otros tipos de armas están disparando incesantemente. Pero nuestros defensores protegen valientemente nuestra Patria.

Por eso decimos que Ucrania está en pie. Ucrania está luchando. Ucrania defiende su dignidad y su derecho a existir.

En efecto, durante el último día se causó mucho dolor en Ucrania. Es casi imposible evacuar completamente a la gente de la zona de guerra. Además, el enemigo deliberadamente está tratando de bombardear los pequeños caminos de vida por los que la gente todavía puede escapar de las bombas y los proyectiles rusos. Por eso es tan importante hoy para todos nosotros escuchar el llanto de los ucranianos: de los niños, de las mujeres, de las familias…

Hoy quiero reflexionar con ustedes sobre otra obra de misericordia. Una de esas obras acerca de las que Jesucristo aseguró que, quien las realice, por Él personalmente las hace. Esta obra de misericordia dice: “Visitar al enfermo”. Se vio sobre todo durante la pandemia, cuán frágil es la el hombre, cuán vulnerable, cómo sufre los distintos tipos de dolor…

Vemos hoy aunque la civilización se sigue desarrollando, cuán profundas son las heridas que el hombre moderno lleva en su alma, en su cuerpo…

Estar enfermo en tiempos de guerra es una pena y casi una tragedia. Porque claro está que es muy importante tener atención médica adecuada para superar la propia enfermedad, ¡pero también es tan importante para vencerla que la persona pueda ser visitada, fortalecida, atendida y animada! Para recuperarse, para vencer la enfermedad, se necesita fe. Es necesario tener fe en la victoria sobre la enfermedad. La persona debe creer que, con la ayuda de la medicina moderna, con la ayuda y atención de la gente buena, es capaz de superar esta o aquella enfermedad.

Hoy Ucrania, el pueblo ucraniano está profundamente herido. Quizás no tomamos conciencia hasta el final de lo profundas que son las heridas de esta guerra en el cuerpo de Ucrania. Vemos a nuestros soldados lesionados, que con sus heridas nos dicen que Ucrania clama a Dios y a la conciencia del prójimo por la salvación.
Quiero agradecer especialmente a nuestros médicos de hoy. Agradecer a nuestros médicos que muestran realmente la cumbre del arte de la medicina para salvar la vida en Ucrania. Pero también quiero agradecer de modo muy especial a los que cuidan a los enfermos. A los que los cuidan día a día, los alimentan, intentan hacer todo lo posible para que cada enfermo, sobre todo en condiciones de guerra, no se sienta solo y abandonado.

De verdad pido a todos los que me escuchan, que recuerden que tal vez tengan un enfermo en alguna parte: sírvanlo, visítenlo. Tal vez llámenlo por teléfono. Porque toda la atención, el apoyo de familiares, de conocidos, de amigos cercanos, de voluntarios es indispensable para que la persona pueda superar su enfermedad.

Hoy le pedimos al Señor Dios que por un lado detenga esta guerra; que la gente no se haga más daño; y por otro lado, te pedimos hoy Señor: sólo Tú tienes esa medicina con la que se pueden curar las heridas del hombre.

A la Santa Iglesia el Señor Dios le ha regalado un Sacramento. Es el Sacramento de la Misericordia de Dios para los enfermos. Es el Sacramento de la Unción. Si alguien de tu familia, de tus parientes, de tus seres queridos cae enfermo, llama al sacerdote. Según la antigua tradición, descrita en la Sagrada Tradición del Nuevo Testamento, es realmente necesario llamar a los sacerdotes de la Iglesia, para que junten sus manos, recen sobre el enfermo y lo unjan con óleo santo. Y la oración de la Iglesia salvará a los enfermos.

Oh Dios, bendice a Ucrania. Oh Dios, bendice al ejército ucraniano. Oh Dios, dale la victoria al pueblo ucraniano. Oh Dios, Tú que hoy vienes a nosotros en el rostro de los débiles, danos fuerza para servirte a Ti como corresponde; verte en el rostro de los enfermos que hoy están cerca.

La bendición del Señor y su misericordia descienda sobre ustedes por su divina gracia y amor y permanezcan ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén.
¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!

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Redacción Zenit

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