(ZENIT Noticias / Kiev, 20.05.2022).- En esta nueva comunicación, además de profundizar en una nueva obra de misericordia espiritual, el líder greco católico refiere un poco más acerca de la visita de un representante de la Santa Sede y también del presidente de los obispos polacos. A continuación el texto en español:
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Cristo ha resucitado!
Queridos hermanos y hermanas en Cristo.
Hoy es viernes 20 de mayo de 2022 y Ucrania vive ya el 86 días de la terrible agresión de Rusia contra nuestro pueblo, contra nuestro Estado.
Continúan los combates brutales en el este de Ucrania. El enemigo está atacando, tratando de asaltar nuestras ciudades, particularmente en la provincia de Luhansk. Hay batallas terribles en el este de la provincia de Kharkov, en la provincia de Donetsk. El sur de Ucrania se defiende por un lado, pero por el otro vuelve a sufrir fuertes bombardeos por parte de los ocupantes que intentan mantenerse en el mar Negro y el mar de Azov.
Un drama especial es la nueva ola de bombardeos de nuestras ciudades y pueblos en la frontera rusa en las regiones de Chernihiv y Sumy, así como en la ciudad de Kharkiv y en la provincia Kharkiv. Imaginemos el drama de esas personas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares; luego volvieron a casa, encontraron su hogar intacto, ya se alegraban de la podían reanudar su pacífica vida… y de pronto, nuevamente los proyectiles y las bombas aéreas golpean sus hogares, ya esta vez disparadas desde territorio ruso, y muere gente… Por desgracia es así, ya hay muertos y heridos en esas ciudades y pueblos de Ucrania.
Pero Ucrania está en pie. Ucrania está luchando. Ucrania triunfa sobre el enemigo. Ucrania muestra al mundo el heroísmo de la gente corriente. Sabemos que son tiempos trágicos para nuestro pueblo. Pero precisamente, la fuerza del espíritu de los hijos e hijas de nuestro pueblo, de nuestro ejército; convierte estos tiempos trágicos en heroicos. De hecho, hoy en esta época de guerra, nacen nuevos héroes de Ucrania. Los héroes del amor, del amor a la Patria; del amor a Dios y del amor al prójimo.
Quisiera reflexionar hoy con ustedes sobre otra obra de misericordia para el alma del prójimo que corona todas las demás obras de misericordia que hemos tenido en cuenta y sobre las que hemos reflexionado hasta ahora; tanto para el cuerpo como para el alma del prójimo. Esta obra de misericordia es una de las más importantes. Sin ella todas las demás obras del hombre pierden a veces su verdadero contenido cristiano. Esta obra de misericordia dice: “Rezar por los vivos y los muertos”.
En el mundo actual, puede que no sintamos hasta el fondo lo que es el poder y el valor de la oración… A veces entendemos mejor a veces el valor de algunos actos más inmediatos que son objeto de cierto interés social. De interés psicológico para la persona. Pero tanto el alma como el cuerpo sin espíritu, sin el Espíritu de Dios, sin el Espíritu Santo, se debilitan. Y no pueden hacer nada bueno. Cristo dice: «Sin Mí, nada podéis hacer”. Y San Juan Crisóstomo dice: “No hay persona que sea tan pobre que no pueda hacer obras de misericordia”. Y por eso la oración es una obra de misericordia clave, que no sólo ayuda, sino que salva las personas. Le da sentido a esta vida terrenal; le abre el abrazo del Padre Celestial.
Especialmente esta oración, como obra de misericordia, es una oración de intercesión. Cuando nosotros, como comunidad de discípulos de Cristo, como Iglesia, como cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, intercedemos ante nuestro Padre celestial en oración en el Espíritu Santo por nuestros hermanos necesitados. Cuando rezamos juntos por los necesitados, por los que necesitan ayuda, ya sea que están vivos o muertos, rezamos como cuerpo de Cristo junto con la Cabeza de ese cuerpo. La cabeza del cuerpo de Cristo es Nuestro Señor Jesucristo mismo. Entonces, Él, en el Espíritu Santo, reza con nosotros, reza en nosotros y reza por nosotros a su Padre celestial, como nos enseña San Agustín.
Los invito a todos a una oración general de toda la Iglesia por Ucrania. Todos los días, a las 9:00 horas de Kiev y a las 8:00 horas de Roma tenemos una oración de toda la Iglesia por Ucrania. Pido a todos los que nos escuchan que se unan a esta oración. Recemos juntos por los vivos y los muertos de Ucrania. Recemos juntos por el fin de esta guerra. Por la paz en nuestra Patria.
Ayer, nosotros, como comunidad de iglesias, como comunidad de cristianos en Ucrania, como nación, vivimos dos acontecimientos internacionales muy importantes. Hoy quiero agradecer la visita a Ucrania del arzobispo Mons. Paul Gallagher, secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados. Es decir, en términos seculares, Mons Gallagher es el ministro de Relaciones Exteriores del Estado Vaticano. Su presencia con nosotros es una manifestación especial de la atención del Santo Padre a las necesidades de Ucrania, un momento de escucha y oración. Y agradecemos a la Santa Sede, por todo lo que se está haciendo hoy en el campo diplomático para detener al agresor ruso, injusto.
Hemos vivido la visita de la delegación del episcopado polaco, encabezada por el presidente del episcopado de Polonia, el arzobispo Gądecki. Agradecemos a los hermanos y hermanas de la católica Polonia que rezan y ayudan a Ucrania. Vimos esas imágenes de polacos en el centro de Varsovia, en las aceras, de rodillas, con un rosario en las manos rezando. Gracias sinceras a todos los que rezan hoy, apoyan a Ucrania y muestran su solidaridad con nuestro pueblo.
Oh Dios, bendice a Ucrania. Bendice a nuestro ejército ucraniano. Oh Dios, acoge en tus brazos a las víctimas inocentes de esta guerra que ya han partido de esta vida terrenal. Oh Dios, bendice a todos los que son víctimas de esta guerra y concede la victoria a Ucrania.
La bendición del Señor y su misericordia descienda sobre ustedes por su divina gracia y amor y permanezcan ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén.
¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!