Iglesia Católica de San Francisco Xavier, en Owo. Foto: Jorge Enrique Mújica, LC- Evangelidigitalización

“Los protegí como una gallina a sus polluelos. Feligreses le decían: «¡Padre, por favor, sálvanos!». Testimonio de sacerdote de iglesia atacada en Nigeria

“Mientras se producía el ataque, algunos los vieron, pero no pudieron identificarlos porque no hablaban. Durante la misa, algunos de los atacantes se disfrazaron de feligreses”, dice el vice párroco de la iglesia atacada en Nigeria.

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(ZENIT Noticias – Ayuda a la Iglesia Necesitada / Owo, Nigeria, 15.06.2022).- El P. Andrew Adeniyi Abayomi es el vicepárroco de la iglesia de San Francisco Javier en Owo, estado de Ondo (Nigeria), que sufrió un atentado terrorista durante la misa del domingo de Pentecostés, el 5 de junio. La masacre dejó al menos 41 fieles muertos y decenas de heridos graves. El padre Abayomi contó a Ayuda a la Iglesia Necesitada su experiencia de aquel día y las consecuencias de la masacre. A continuación la entrevista en español:

Pregunta.- ¿Cuántos eran los atacantes?

Respuesta: Yo no los vi, pero según testigos presenciales eran cuatro, mientras que otros dijeron que además de los cuatro había algunos entre nosotros en la iglesia. El número real es desconocido.

Pregunta.- ¿Dónde estaba usted cuando se produjo el atentado?

Respuesta: Todavía estaba en la iglesia. Había terminado la misa y estaba poniendo incienso en el incensario, preparándome para la procesión de salida de la iglesia. Fue entonces cuando escuché un ruido. Entonces oí un segundo ruido fuerte y vi a los feligreses corriendo en diferentes direcciones en la iglesia. Me quedé sorprendido, preguntándome qué estaba pasando, cuando alguien corrió hacia mí, gritando: «¡Padre, pistoleros desconocidos!».

Pregunta.- ¿Temió por su vida?

 Respuesta: No temía por mi vida, pensaba en cómo salvar a mis feligreses. He instado a la gente a ir a la sacristía. Algunos de los feligreses huyeron de allí. No podía correr porque estaba rodeado de niños, mientras algunos adultos se aferraban a mí. Los protegí como una gallina protege a sus polluelos. Oí las voces de mis feligreses: «¡Padre, por favor, sálvanos!». Oí tres o cuatro explosiones, una tras otra. Todo el ataque estaba bien planeado y duró unos 20-25 minutos.

P. Andrew Adeniyi Abayomi. Foto: Ayuda a la Iglesia Necesitada

Pregunta.- ¿Qué pasó después?

 Respuesta: Nos dijeron que los atacantes se habían ido. Salimos de la sacristía y vi que algunos feligreses estaban muertos, mientras que muchos estaban heridos. Le rogué a la gente que llevara a nuestros hermanos y hermanas heridos al hospital. Empecé a trasladar a algunos de los heridos al hospital de San Luis y al Centro Médico Federal. Dejamos los cadáveres en la iglesia mientras intentamos rescatar a los heridos.

Pregunta.- El estado de Ondo ha sido hasta ahora pacífico, especialmente en comparación con el norte de Nigeria y el Cinturón Medio, a pesar de algunas tensiones entre los pastores fulani y los agricultores cristianos. ¿Cómo se explica este repentino brote de violencia?

 Respuesta: Hemos oído que los grupos militantes están movilizando a la gente en el suroeste y en otras partes del país. No podemos determinar la tribu, raza o grupo al que pertenecen los atacantes. Incluso mientras se producía el ataque, algunos los vieron, pero no pudieron identificarlos porque no hablaban. Durante la misa, algunos de los atacantes se disfrazaron de feligreses.

Pregunta.- ¿Cuáles son las mayores necesidades en este momento?

 Respuesta: Necesitamos apoyo material y financiero para atender a las víctimas y a los supervivientes. También necesitamos una estrategia de seguridad. El personal de seguridad y la policía de los alrededores no acudieron a nuestro rescate, a pesar de que el atentado duró 20 minutos y explotaron cuatro artefactos.

Pregunta.- Después de una experiencia como ésta, ¿se sentirá la gente segura de volver a la iglesia?

 Respuesta: El miedo ha entrado en la mente de algunos feligreses. Por ello, estamos decididos a mantenerlos fuertes en su fe y a reconfortarlos. En mi encuentro con los feligreses, no vi una pérdida de fe, sino un fortalecimiento. Están preparados y dispuestos a mantenerse firmes.

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Redacción Zenit

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