(ZENIT Noticias / Roma, 03.12.2022).- «Después de la celebración de la Santa Misa, unos soldados rusos entraron en la parroquia y, tras despreciar a los católicos, la oración y el hecho de estar juntos, capturaron y se llevaron al Padre Oleksandr Bogomaz, un joven párroco de Melitopol, a un lugar desconocido». Así lo afirmó el Mons. Maksym Ryabukha, nuevo Obispo auxiliar del arzobispado de Donetsk, en una entrevista con el programa de noticias Tv2000. Es el tercer sacerdote católico detenido en pocos días por el ejército ruso sin cargos. El Padre Oleksandr fue tomado por la fuerza en su iglesia, delante de los fieles petrificados.
Según las últimas reconstrucciones, el Padre Oleksandr fue expulsado de los territorios ocupados y ahora se encuentra en Zaporizhzhia. Por otra parte, dos sacerdotes detenidos en Berdyansk siguen en prisión, acusados por el ejército ruso –sin ninguna prueba– de haber escondido armas en la casa religiosa donde viven.
«Se les está torturando –subrayó Maksym– precisamente porque no se reconocen culpables de haber escondido armas en el recinto de su casa religiosa.
Una de las hipótesis es que los militares rusos están torturando a los dos sacerdotes para extorsionar y tratar de obtener la información recibida durante el sacramento de la confesión. ‘La conciencia de cualquier sacerdote del mundo –recordó Mons. Maksym a Tv2000– es muy clara respecto al sacramento de la confesión y el silencio.