Por: Rafael Manuel Tovar
(ZENIT Noticias / Bogotá, 09.07.2023).- La Misión de Verificación de la Organización de las Naciones Unidas en Colombia expresó en un documento oficial su condena al atentado contra representantes de la Iglesia católica, atacados en el municipio de Caldono, en el departamento del Cauca.
Durante la madrugada del pasado domingo 2 de julio, resultaron heridos el diácono Fredy Muñoz y su acompañante, Eider Bototo, por los disparos de un grupo de sicarios contra el vehículo en el que viajaban, tras participar en un servicio religioso en La Esmeralda. El comunicado de la ONU informa que el vehículo de las víctimas, miembros de la parroquia San Lorenzo de Caldono, recibió 30 disparos.
Varias organizaciones, además de la ONU, manifestaron su rechazo al atentado, como el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz y la asociación de autoridades indígenas de la región. Los dos heridos colaboran con la misión el organismo internacional para favorecer la paz en el departamento del Cauca, inestable por las secuelas de la guerra y del narcotráfico.
«Desde la Misión de Verificación rechazamos estos hechos de violencia y nos solidarizamos con la Iglesia católica, fundamental promotora de la construcción de paz y reconciliación en los territorios», expresa el comunicado. Y reitera el llamado de las comunidades «para detener la ola de violencia que afecta a personas en proceso de reincorporación, liderazgos étnicos, autoridades indígenas y representantes de la sociedad civil en el municipio de Caldono y todo el departamento del Cauca».
Monseñor Omar Alberto Sánchez, vicepresidente de la Conferencia y Arzobispo de Popayán, dio una declaración clara:
«Rechazamos con vehemencia este atentado. Este ataque da cuenta de la degradación del conflicto en ese territorio».
El compromiso de la Iglesia se refleja en las palabras de Monseñor Omar Alberto Sánchez, que trabaja para impulsar el bien evangélico de la paz: «Lo ocurrido es el reflejo de las heridas de toda la sociedad civil del Cauca, en la que sus habitantes son víctimas permanentes de esta violencia armada, salida de todo principio de racionalidad y respeto al Derecho Internacional Humanitario».