Atención médica a personas trans. Foto: AAMC

Activistas «trans» escriben directrices de la ONU sobre la atención «trans»

El «grupo de desarrollo de directrices» ya ha invertido en ampliar el acceso a protocolos médicos «transgénero» multimillonarios, incluso para niños menores de edad.

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Por: Stefanno Gennarini

 

(ZENIT Noticias / Nueva York, 17.07.2023).- La Organización Mundial de la Salud está preparando sus primeras directrices mundiales sobre protocolos médicos «transgénero» para luchar contra la rápida propagación de prohibiciones y restricciones de cirugías y medicamentos «transgénero», especialmente para niños.

Las directrices de la OMS estarán orientadas a «aumentar el acceso y la utilización de servicios sanitarios de calidad y respetuosos con las personas trans y de género diverso». Promoverán «cuidados que afirmen el género», «educación y formación del personal sanitario», así como «el reconocimiento legal de la identidad de género autodeterminada».

Los protocolos médicos «transgénero» –un área reciente y experimental de la práctica médica– han sido objeto de escrutinio en todo el mundo en los últimos meses.

Países que en su día fueron pioneros y líderes en la administración de protocolos médicos «transgénero» ahora prohíben o restringen los tratamientos de afirmación «transgénero», especialmente para menores. Entre ellos se encuentran los Países Bajos, el Reino Unido, Finlandia, Suecia, Noruega y Alemania, entre otros. Más de una docena de estados de EE.UU. también han adoptado prohibiciones sobre la atención «trans» a menores.

Se espera que las directrices de la OMS tengan en cuenta esta evolución. El «grupo de desarrollo de directrices» elegido por el personal de la OMS está compuesto en su totalidad por activistas «transgénero» y proveedores médicos. Los 14 miembros del grupo ya han invertido en ampliar el acceso a protocolos médicos «transgénero» multimillonarios, incluso para niños menores de edad.

Dos miembros de Sudáfrica, Chris McLahlan, psicólogo especializado en «atención para la afirmación de la transexualidad», y Elma de Vries, médico de familia, son coautores de las directrices de la Asociación Mundial de Profesionales de la Salud Transgénero (WPATH) sobre salud transgénero, que defienden que los niños a partir de 12 años puedan consentir tratamientos hormonales y cirugías «transgénero» y que se anime a los niños incluso más pequeños a hacer la «transición social».

Otro miembro es Cianán Russell, responsable de políticas de ILGA-Europa, la principal organización de defensa de los homosexuales/transgénero en Europa, también conocida por negarse a condenar las relaciones sexuales entre adultos y niños. Otra, Ayouba El Hamri, se describe como «una activista trans y feminista afincada en Marruecos» con varias afiliaciones a grupos de defensa de los «transexuales».

Otros incluyen a un activista del Líbano que trabaja en «organización feminista trans y queer», una «mujer transgénero empoderada» de Filipinas, un profesor de la Universidad de Columbia a la vanguardia de la defensa transgénero, y otras personalidades de la defensa transgénero.

Las directrices de la OMS tendrán que enfrentarse al creciente número de pruebas en contra de la eficacia de la atención «transgénero» y sobre sus perjuicios.

Está bien documentado el aumento del riesgo de suicidio de las personas que se identifican como «transgénero» tras su transición médica, un riesgo mayor que el de las personas que se identifican como «transgénero» y nunca realizan la transición. Cada vez es más frecuente que los niños adopten identidades «transgénero» por presión social o ansiedad. Además, la mayoría de los niños que se sienten incómodos con su sexo biológico acaban superándolo. Lo más alarmante es que las consecuencias de por vida de los protocolos médicos transgénero apenas se están conociendo.

Cuando los niños son sometidos a regímenes farmacológicos «trans», es posible que no sean conscientes o capaces de comprender las nefastas consecuencias de tales fármacos, como coágulos sanguíneos, cáncer, osteoporosis agresiva y prematura, infertilidad e impotencia sexual. Una vez que los niños toman estos fármacos, es probable que tengan que tomarlos durante el resto de su vida.

Las directrices de la OMS no serán vinculantes y no tendrán ningún peso normativo, pero pueden resultar influyentes a largo plazo, ya que las asociaciones profesionales y los órganos de gobierno médicos pueden considerarlas como ejemplos de buenas prácticas.

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Redacción zenit

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