La hermana Nabila Saleh con varios niños, en el Colegio de las Hermanas del Rosario, Gaza Foto: Ayuda a la Iglesia Necesitada

¿Cómo afecta a los cristianos el conflicto entre Israel y Palestina?

La mayor parte de los bautizados son árabes palestinos, aunque hay miles de trabajadores, estudiantes, religiosos y sacerdotes de diversos países

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(ZENIT Noticias – Ayuda a la Iglesia Necesitada / Madrid-Gaza, 31.10.2023).- Apenas hace unas semanas, el 30 de septiembre, Mons. Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, era nombrado cardenal en Roma. La comunidad cristiana de Jordania, Israel, Palestina y Chipre, países que componen su diócesis, estaba gozosa. Quien podía predecir lo simbólico que iba a resultar el significado del birrete rojo que reciben los cardenales, color que significa la sangre derramada por los mártires, y la disposición de los cardenales a sufrir por la Iglesia.

Exactamente una semana después, el 7 de octubre, se producía el brutal ataque terrorista de Hamas contra el sur de Israel, que desencadenó la reacción de contraataque y un estado de guerra que ha dejado ya más de 5.000 víctimas mortales – 3.600 palestinos y 1.400 israelíes – y 10.000 heridos. Más de 150 personas siguen secuestradas por los terroristas.

Como el resto de la población, también la comunidad cristiana de Israel y Palestina, bajo la guía del cardenal Pizzabala, vive desde entonces en una angustiosa situación de incertidumbre, miedo.

Gaza: “Nos quedamos con nuestra gente”

Por una parte está la pequeña comunidad de Gaza, donde quedan unos 150 católicos que, junto con 350 cristianos ortodoxos, han buscado refugio en la parroquia católica de la Sagrada Familia en Gaza, con ellos un sacerdote y religiosas de tres congregaciones. En total, se calcula que quedan alrededor de 1.000 cristianos en Gaza, incluidos católicos, ortodoxos y protestantes.

A pesar de la orden de evacuación del norte de Gaza por parte del gobierno israelí, Sor Nabila Saleh, de las hermanas del santo rosario y socia de proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), aseguró a la fundación: “Necesitamos medicinas. Muchos hospitales están destruidos. También nuestra escuela ha sido dañada pero no nos iremos. La gente no tiene nada, ni siquiera lo básico; ¿adónde vamos a ir? ¿A morir en la calle? Tenemos aquí gente anciana, las hermanas de la Madre Teresa también están aquí, con personas con pluri-discapacidad y personas mayores… ¿Adónde pueden ir? Nosotros nos quedaremos con ellos. Recen por nosotros. Que acabe esta locura”, suplica.

Sor Nabila no duerme desde hace tres días. La muerte de 500 personas en el patio del hospital anglicano el martes 17 de octubre por la noche le causó un profundo sufrimiento, como las imágenes de destrucción por los ataques aéreos y abandono total del barrio en el que se encuentra el colegio que las religiosas tenían en Gaza.

Las amenazas del gobierno israelí de lanzar una gran ofensiva terrestre e invadir Gaza es uno de los grandes miedos de los cristianos de toda la región. En primer lugar por lo que eso significaría para la población civil de Gaza, por el número indecible de muertos que causaría en ambos lados y también por la posible reacción al ataque por parte de Hamas, que dice todavía disponer de 5.000 misiles y aunque el 85% de ellos sean capturados por el sistema de protección y radares, el resto es suficiente para hacer un daño terrible entre la población de Israel, también aquí en Jerusalén.

Cisjordania: “Muchos no tenían casi nada, ahora están en la miseria”

Los cristianos en Cisjordania – se calculan unos 37.000 – también viven una situación de incertidumbre y miedo. Israel está en estado de guerra. Más del 90% de los grupos de peregrinos y visitantes han abandonado el país,  se han cancelado peregrinaciones y tours hasta enero de 2024. “Esto supone una crisis terrible para la economía de muchas familias cristianas, ya que se calcula que el 70% de los cristianos trabajan en el sector de turismo. Muchos de estos cristianos vivían de la venta de souvernirs, como conductores de autobús o recepcionistas”, explica a la fundación George Akroush, otro de los socios de proyectos de ACN.

“Aquellos que sufren de  enfermedades crónicas están en una situación terrible, pero también la comida, el pago del alquiler, el agua y la electricidad son un problema. Muchos ya eran pobres, no tenían casi nada, ahora están en la miseria absoluta”, dice Akroush.

Otra gran problema es el cierre de los check points, puestos de control, para acceder a Israel. Muchas familias cristianas prefieren vivir en Cisjordania, porque tienen mejor accesso a la educación para sus  hijos y esto es muy importante para ellos. Viven allí y se desplazan a trabajar a Jerusalén. Debido al estado de emergencia y por motivos de seguridad no tienen permitido cruzar los check points ni entrar en Israel desde el 7 de octubre.

En Cisjordania, se encuentra el Centro de Formación Espiritual de Beit Jala, proyecto apoyado por varias organizaciónes, una de ellas ACN. El centro fue inaugurado oficialmente hace unas semanas e iba a abrir sus puertas para ser un lugar de intercambio y encuentro entre el seminario y la comunidad.  Desde hace unos días se ha convertido en una sucursal del patriarcado latino, muchos de los colaboradores que no pueden desplazarse por el cierre de los check points, trabajan desde allí.

Jerusalén, ciudad de paz… en estado de guerra

También en Jerusalén Este, donde hay unos 10.000 cristianos, la situación está siendo difícil. El 40% de ellos vivía del sector del turismo y muchos han perdido su trabajo. Los hoteles están vacíos. Los turistas se han ido y muchos de los edificios están siendo utilizados como alojamientos improvisados para el ejército de reserva y familias desplazadas de sur del país cercanas a la frontera con Gaza. Muchos de los cristianos que trabajaban en ellos ya no son necesarios.

“Pero la fe está creciendo en los corazones. De hecho, las señales de solidaridad son muy grandes. Algunas personas que han conservado el trabajo han decidido dar el 15% de su salario a las familias más pobres. La crisis está uniendo mucho a los católicos, pero la dificultad más grande está siendo la atención sanitaria”, asegura Akroush.

Desde la iglesia del Cenáculo, el padre Artemio Vitores, franciscano español, escribe a ACN: “No quiero ser muy pesimista, pero la situación actual tiene poco de pacífica. Jerusalén tiene que ser signo de paz y de concordia para todos, es la ciudad de Dios para judíos, cristianos y musulmanes. ¡Qué difícil es! La paz es un don de Dios, pero se consigue con la colaboración de todos los seres humanos”.

“La situación es muy difícil, y confiamos en el Señor para que no empeore. Tenemos que pedir al Señor y a María, la Reina de la Paz, para que no reine la violencia y la intolerancia, sino que prevalezca la concordia y el amor. Y que los peregrinos puedan volver a Tierra Santa en paz y alegría. ¡No se olviden de nosotros en sus oraciones!”

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Redacción Zenit

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