(ZENIT Noticias / Kiev, 12.03.2024).- La iglesia greco-católica ucraniana, la comunidad cristiana oriental más numerosa en comunión con el Papa, emitió una declaración a raíz de las palabras de Francisco en una entrevista a la Radio Televisión Suiza. Ofrecemos la traducción al castellano de la misma. La declaración se produce cuando el arzobispo mayor y padre de esta comunidad católica, se encuentra de visita a las comunidades greco-católicas en los Estados Unidos.
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Declaración del Sínodo Permanente de la Iglesia greco-católica de Ucrania ante las recientes declaraciones del Papa Francisco
Aún no disponemos de la versión completa de la entrevista que el Papa Francisco concedió al canal de televisión suizo «Radio Télévision Suisse» (su publicación está prevista para el 20 de marzo). Según el servicio de prensa de la Santa Sede, la referencia a la «bandera blanca» en la entrevista es un llamamiento a las negociaciones, no a la rendición de Ucrania.
En esta conversación, el Santo Padre habla no sólo de la guerra de Rusia contra Ucrania, sino también de la guerra entre Israel y Hamás. Como es habitual, el Papa Francisco pide la solución de los conflictos armados mediante negociaciones.
Hoy no queremos detenernos en las palabras del Papa, pero queremos subrayar una vez más la posición de las víctimas de la invasión rusa de Ucrania. Se trata de la posición de la mayoría de los ucranianos.
Para todos los que viven en Ucrania está claro que ahora Ucrania, como hemos declarado repetidamente en Washington, Filadelfia y Nueva York, hablando con representantes de las autoridades, la comunidad ucraniana en los Estados Unidos y el público en general, está herida pero indomable, cansada pero resistente.
Los ucranianos no pueden dejar de defenderse, porque la capitulación significa su muerte. Las intenciones de Putin y Rusia son claras. No es sólo él: el 70 por ciento de la población rusa apoya la guerra genocida, incluido el patriarca Kirill y los dirigentes de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Los objetivos expresados se materializan en acciones concretas.
En la mente de Putin, no existe Ucrania, ni historia ucraniana, ni idioma, ni vida religiosa ucraniana independiente. Todo lo ucraniano, en su opinión, es una construcción ideológica que debe ser destruida. En su opinión, Ucrania no es una realidad, sino simplemente una «ideología», que al mismo tiempo califica de «nazi».
Al llamar nazis a los ucranianos que se niegan a ser rusos y a reconocer la autoridad rusa, Putin los deshumaniza. Según esta interpretación, los nazis (en este caso, los ucranianos) no tienen derecho a existir. Hay que destruirlos, matarlos. Los crímenes de guerra cometidos en Bucha, Irpen, Borodyanka, Izyum y otras ciudades ocupadas por tropas rusas demostraron a los ucranianos y a todas las personas de buena voluntad el objetivo claro de esta guerra: destruir a Ucrania y a los ucranianos.
También vale la pena agregar que cualquier ocupación rusa del territorio ucraniano conduce a la destrucción de la Iglesia greco-católica ucraniana, de cualquier Iglesia ortodoxa ucraniana independiente, así como a la supresión de otras religiones y de todas las instituciones y manifestaciones culturales que no apoyen la dominación rusa.
Los ucranianos se defenderán. Saben que no tienen otra opción.
La historia reciente ha demostrado que no puede haber negociaciones reales con Putin.
En 1994, Ucrania renunció a su arsenal nuclear, que en ese momento era el tercero más grande del mundo, superando al de Francia, Gran Bretaña y China juntos. A cambio, recibió garantías de seguridad respecto de su integridad territorial (incluida Crimea) y su independencia, que Putin estaba obligado a respetar. El Memorando de Budapest de 1994, firmado por Rusia, Estados Unidos y Gran Bretaña, ya no vale ni el papel en el que está escrito. Éste será el caso de cualquier acuerdo que surja como resultado de «negociaciones forzadas» con la Rusia de Putin.
Independientemente de las propuestas sobre la necesidad de negociaciones por parte de los representantes de varios Estados, incluido el Santo Padre, los ucranianos seguirán defendiendo la libertad y la dignidad en la lucha por una paz estable y justa para su país y el mundo. Los ucranianos creen en la libertad y la dignidad humana otorgada por Dios. Creen en la verdad, la verdad de Dios. Están convencidos de que la verdad de Dios prevalecerá.
Obispos del Sínodo Permanente de la Iglesia Grecocatólica de Ucrania, reunidos en Estados Unidos:
Beato Sviatoslav, padre y jefe de la Iglesia Grecocatólica de Ucrania,
Su Eminencia el Obispo Borys Gudziak, arzobispo y metropolita de Filadelfia
Reverendísimo Obispo Volodymyr Yushchak, eparquía de Wroclaw-Koshalinskiy
Reverendísimo obispo Bohdan Dzyurach, exarca apostólico en Alemania y Escandinavia
Reverendísimo obispo Josaphat Moshchich, obispo de Chernivtsi
10 de marzo de 2024
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