(ZENIT Noticias / Roma, 24.03.2024).- Ofrecemos una nota publicada en la web del Opus Dei en la que contestan un reportaje del Financial Times Magazine:
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El Financial Times Magazine publicó un reportaje en el que 3 mujeres relatan experiencias negativas respecto a su situación personal mientras fueron parte del Opus Dei, décadas atrás. Ante esos relatos, deseamos expresar que respetamos su voz y que nuestra prioridad es escuchar y establecer un canal de diálogo para comprender cada experiencia de forma particular.
Resulta evidente que hay dolor en esos testimonios y también es claro que no siempre se ha actuado con la suficiente sensibilidad para escuchar a tiempo, especialmente cuando algunas de las personas necesitaban más apoyo. En estos casos, el Opus Dei no se cansará de pedir perdón y de procurar ayudar a cada una de estas mujeres según sus necesidades.
Para ello, existen y se han puesto a disposición protocolos de sanación y resolución dirigidos a recibir cualquier experiencia negativa que pueda haber ocurrido, pedir perdón y reparar en las situaciones que corresponda. Este canal ya demostró ser muy positivo en algunos lugares: ha permitido solucionar reclamaciones puntuales y recomponer relaciones.
Lo anterior no significa que se acepten todas las acusaciones mediáticas, y el mismo reportaje incluye varios desmentidos. Si bien se está tratando de prestar la máxima atención y seriedad a cada una de las situaciones narradas, es importante realizar algunas aclaraciones complementarias:
- La vocación de numeraria auxiliar es vivida por miles de mujeres en todo el mundo con libertad, amor y compromiso, y tiene la misma dignidad que cualquier otra elección de vida. De hecho, numerosas mujeres que viven con alegría esa llamada vocacional realizaron hace unos meses un pedido público para que se respetara su elección libre y consciente y no se las subestimara. Más allá del aspecto vocacional, como todos los miembros del Opus Dei, las numerarias auxiliares realizan trabajos que son remunerados y encuadrados en la legislación laboral del país en el que realizan sus tareas. Presentar esta vocación en términos de “servidumbre” es una tergiversación de la realidad.
- Las personas son miembros del Opus Dei por voluntad propia y con total libertad a partir de su mayoría de edad, después de un largo proceso de incorporación. En primer lugar, se debe expresar el deseo de ser miembro. Luego, a lo largo de seis meses el candidato recibe una formación y acompañamiento personal que le permiten comprender a fondo el tipo de compromiso para el que se está preparando. Esto es seguido por, al menos, otro año de formación. Luego, la persona, una vez incorporada de manera temporal, durante cinco años debe confirmar anualmente su deseo de seguir adelante. Es decir, de hecho, una persona tiene que reafirmar su deseo de ser miembro no una, dos o tres veces: tiene que hacerlo al menos 8 veces. Estas directrices pretenden evitar cualquier tipo de reclutamiento no informado o forzado: solo aquellos que realmente lo desean con todo su corazón, conciencia y libertad pueden elegir una vida vocacional en una institución de la Iglesia.
- Las escuelas hoteleras como las que menciona el reportaje son iniciativas socioeducativas sin fines de lucro aprobadas y fiscalizadas por todas las autoridades estatales competentes en aquellos países en que se llevaban o llevan adelante. Estas escuelas daban una oportunidad a miles de mujeres de seguir sus estudios secundarios -muchas veces de forma gratuita- y, además, de capacitarse para un oficio (a través de programas aprobados por el Estado y con autorización de los padres). A modo de ejemplo, la información sobre una de las iniciativas a la que se hace referencia indirecta en el artículo, sus planes de estudio, aprobaciones oficiales y fiscalizaciones, testimonio de alumnas que estudiaron allí y fotos de las instalaciones es pública y se puede encontrar en la página www.infoycontexto.com.
- El Opus Dei es una organización global, muchos de sus miembros -numerarios, numerarias auxiliares, sacerdotes- pueden, si lo desean, vivir durante un tiempo en otro país donde haya una necesidad o una oportunidad. Es una decisión voluntaria, y muchas personas se ofrecen por iniciativa propia a trasladarse porque lo ven como una experiencia enriquecedora desde un punto de vista cultural, vocacional, espiritual y profesional. En todos los casos se debe manifestar de forma escrita ese deseo. Estas estancias pueden ser para estudiar o para cualquier tipo de colaboración.
Más allá de estas aclaraciones, reconocemos que las mujeres han hablado sobre otras situaciones que sí pueden haber ocurrido, concretamente referidas a malas experiencias personales mientras fueron miembros: falta de apoyo emocional, fallos en los procesos de discernimiento, prácticas laborales obsoletas, fallos en distinguir ámbitos personales y profesionales, falta de oportunidades de desarrollo profesional y negligencias en el acompañamiento cuando dejaron de ser miembros del Opus Dei.
Por último, aunque las malas experiencias reportadas reflejan situaciones ocurridas hace décadas ―en contextos institucionales que ya no existen, dado que se ha avanzado en la profesionalización y mejora de los procesos de acompañamiento y desarrollo de la vida personal y profesional de los miembros (como se menciona en el artículo)―, si hubiera casos recientes de malas prácticas, se investigarán a fondo estas situaciones específicas y se tomarán las medidas necesarias para evitar que se repitan.
Deseamos aprender de los fallos cometidos y seguir mejorando. Las buenas intenciones no eximen a las personas de equivocarse, y eso se debe aceptar con humildad cristiana, sobre todo porque el Opus Dei es una organización que busca hacer el bien, y nada está más alejado de su espíritu que causar dolor a quienes fueron parte de su familia.
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