La devastación de Qaouzah es uno de los ejemplos más crudos de las consecuencias regionales

La devastación de Qaouzah es uno de los ejemplos más crudos de las consecuencias regionales Foto: National Register Catholic

Israel y Hezbolá destruyen aldea católica en Líbano: sólo queda en pie una casa

Esta estrategia tiene profundas implicaciones. “Hezbolá está explotando el conflicto para debilitar la presencia cristiana en el Líbano”, dijo una fuente cristiana local. Según se informa, el grupo ocupa casas abandonadas y lleva a cabo actividades que invitan a la destrucción, lo que erosiona aún más la huella cultural y económica cristiana.

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(ZENIT Noticias / Beirut, 10.12.2024).- El otrora próspero pueblo cristiano maronita de Qaouzah, situado a 750 metros (2.460 pies) de altura en el sur del Líbano, ahora se encuentra en ruinas. Situada a escasos cientos de metros de la frontera israelí, esta comunidad de importancia histórica se convirtió en un campo de batalla en los renovados enfrentamientos entre las fuerzas israelíes y los combatientes de Hezbolá, que culminaron con su destrucción total el 25 de noviembre.

Un pueblo atrapado en el fuego cruzado

La devastación de Qaouzah es uno de los ejemplos más crudos de las consecuencias regionales tras la masacre de 1.200 civiles israelíes perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023. A medida que aumentaban las tensiones, la ubicación estratégica de Qaouzah, que ofrece vistas imponentes del Monte Carmelo, Haifa y el Mediterráneo, la convirtió en un sitio disputado.

El padre Toni Hannéh, el párroco del pueblo, permaneció en Qaouzah mucho tiempo después de que la mayoría de sus 180 habitantes huyeran por miedo. “Celebré misa diaria en el pueblo vacío, rezando por su regreso”, dijo en una entrevista el 3 de diciembre. Finalmente, el empeoramiento del peligro lo obligó a irse también. Sólo una de las 88 casas del pueblo permanece intacta, y la iglesia de San José, construida en 1927, sufrió graves daños.

village church

El ataque a las comunidades cristianas

A diferencia de Qaouzah, los pueblos cristianos cercanos como Debel evitaron una devastación similar. Muchos residentes declararon neutralidad a través de canales diplomáticos, lo que limitó sus pérdidas. Sin embargo, fuentes locales sugieren que Hezbolá establece con frecuencia operaciones en áreas cristianas para proteger a los pueblos de mayoría musulmana de las represalias israelíes.

Esta estrategia tiene profundas implicaciones. “Hezbolá está explotando el conflicto para debilitar la presencia cristiana en el Líbano”, dijo una fuente cristiana local. Según se informa, el grupo ocupa casas abandonadas y lleva a cabo actividades que invitan a la destrucción, lo que erosiona aún más la huella cultural y económica cristiana.

Pérdidas económicas y culturales

La destrucción de Qaouzah se extiende más allá de sus edificios y afecta a los recursos agrícolas vitales que sustentaban a la región en general. Los campos de zaatar (un preciado tomillo de Oriente Medio) y los olivares eran clave para la economía del pueblo.

Antes del conflicto, la cooperativa de Qaouzah producía más de 800 kilogramos de zaatar seco al año, cultivados en 12.000 metros cuadrados de tierra. Sus 8.000 olivos producían 50.000 litros de aceite cada año. Ahora, este motor económico está paralizado, con el suelo contaminado por el fósforo de los bombardeos. Los expertos estiman que se necesitarán al menos cinco años para restablecer la actividad agrícola.

El pueblo también albergaba tesoros arqueológicos, incluidos artefactos de la época romana y un monasterio vinculado a Santa Elena. Estos bienes culturales, vitales para el patrimonio cristiano del Líbano, enfrentan un futuro incierto.

South Lebanon village destroyed 2024

La lucha por la reconstrucción

A pesar de la destrucción, los cristianos desplazados están decididos a recuperar Qaouzah. El padre Hannéh destacó la resiliencia de los residentes: “Ya están organizando esfuerzos para reconstruir sus hogares, reactivar la cooperativa y preservar su patrimonio”.

Hizo un llamamiento a la solidaridad cristiana internacional para acelerar la recuperación. “Sin apoyo externo, el sueño de regresar a Qaouzah será difícil de hacer realidad”, dijo.

El padre Hannéh sigue teniendo esperanzas, recurriendo al espíritu cristiano de resurrección: “Los fieles, aunque heridos, se niegan a rendirse. Ven que su pueblo resurge, como Cristo, crucificado, resucitado y glorificado”.

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Redacción Zenit

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