Hacia el final, el Papa expresó su cercanía a los afectados por lo incendios en Los Ángeles

Hacia el final, el Papa expresó su cercanía a los afectados por lo incendios en Los Ángeles Foto: Vatican Media

El bautismo de Jesús explicado por el Papa con “el rostro y la voz”

Alocución en ocasión del rezo del Angelus del domingo 12 de enero de 2025

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 12.01.2025).- Al medio día del domingo 12 de enero el Papa Francisco pronunció su tradicional alocución dominical a lo que siguió la oración del rezo de la oración mariana del Ángelus. Según la información de la Sala de Prensa de la Santa Sede, en la Plaza de San Pedro había unos 30 mil peregrinos. Hacia el final, el Papa expresó su cercanía a los afectados por lo incendios en Los Ángeles: “Estoy cerca de los habitantes del Condado de Los Ángeles, California, donde en los días pasados se han producido incendios devastadores. Rezo por todos vosotros”. Ofrecemos a continuación la traducción al castellano de la alocución dominical:

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La fiesta del Bautismo de Jesús, que hoy celebramos, nos hace pensar en muchas cosas, también en nuestro bautismo. Jesús se une a su pueblo, que va a recibir el bautismo para el perdón de los pecados. Me gusta recordar las palabras de un himno de la liturgia de hoy: Jesús va para que Juan le bautice “con el alma desnuda y los pies desnudos”.

cuando Jesús recibe el bautismo se manifiesta el Espíritu y tiene lugar la Epifanía de Dios, que revela su rostro en el Hijo y hace escuchar su voz que dice: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección» (v. 22). El rostro y la voz.

En primer lugar el rostro. En el revelarse Padre a través del Hijo, Dios establece un lugar privilegiado para entrar en diálogo y en comunión con la humanidad. Es el rostro del Hijo amado.

En segundo lugar la voz: «Tú eres mi Hijo muy querido» (v. 22). Este es otro signo que acompaña la revelación de Jesús.

Queridos hermanos y hermanas, la fiesta de hoy nos hace contemplar el rostro y la voz de Dios, que se manifiestan en la humanidad de Jesús. Y entonces preguntémonos ¿nos sentimos amados? ¿Yo me siento amado y acompañado por Dios o pienso que Dios está distante de mí? ¿Somos capaces de reconocer su rostro en Jesús y en los hermanos? ¿Y estamos acostumbrados a escuchar su voz?

Os hago una pregunta: ¿cada uno de nosotros recuerda la fecha de su bautizo? ¡Esto es muy importante! Piensa: ¿en qué día fui bautizado o bautizada? Y si no lo recordamos, al llegar a casa, preguntamos a los padres, a los padrinos la fecha del bautizo. Y celebramos en esa fecha como un nuevo cumpleaños: la del nacimiento en el Espíritu de Dios. ¡No lo olvidéis! Este es un trabajo para hacer en casa: la fecha de mi bautizo.

Encomendémonos a la Virgen María, invocando de Ella la ayuda. ¡Y no olvidéis la fecha del bautizo!

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Redacción Zenit

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