el padre Mann describió el evento como un “momento crucial en la historia”

el padre Mann describió el evento como un “momento crucial en la historia” Foto: Catholic Herald

Trump nuevo presidente: un telegrama del Papa, fin a la ideología de género y un sacerdote católico en la ceremonia

El discurso inaugural de Trump reflejó su compromiso de reformular las políticas de la nación, en particular en el ámbito de las cuestiones sociales y culturales. Al declarar el fin de la “ideología de género impuesta por el gobierno”

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(ZENIT Noticias / Washington, 21.01.2025).- En una ceremonia cargada de tradición pero marcada por las divisiones ideológicas contemporáneas, el 47.º presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, fue investido para su segundo mandato. Entre las voces espirituales que ofrecieron bendiciones ese día estuvo un participante: el padre Frank Mann, un sacerdote católico de la diócesis de Brooklyn.

Vestido con una estola roja y dorada, el padre Mann describió el evento como un “momento crucial en la historia”. Su presencia en el escenario subrayó un vínculo único que se había formado años antes: una improbable amistad con Trump que comenzó con un acto de compasión silenciosa.

Una amistad

El padre Mann se cruzó por primera vez con la familia Trump de una manera inesperada. Mientras visitaba un cementerio en Queens, Nueva York, notó el estado de abandono del lugar de entierro de la familia Trump y comenzó a cuidarlo. Su gesto considerado llamó la atención de Trump, lo que llevó a un encuentro personal en 2020.

El simple acto de cuidado del sacerdote desencadenó una relación caracterizada por el respeto mutuo. Trump invitó al padre Mann a su residencia de verano de Nueva Jersey en 2022 y luego lo recibió nuevamente para cenar en su club de golf de Bedminster. Su amistad se profundizó cuando el sacerdote bendijo la tumba de Ivana Trump y ofreció consejos sobre cómo involucrar a los votantes católicos, un grupo demográfico que resultó fundamental en la exitosa campaña de reelección de Trump.

La fe y el simbolismo en el centro de la toma de posesión

La toma de posesión fue un mosaico de referencias religiosas, culturales e históricas. Trump comenzó el día con un servicio en la Iglesia Episcopal de San Juan, una tradición entre los presidentes estadounidenses desde James Madison. La ceremonia en sí contó con las bendiciones de una amplia gama de líderes religiosos, incluido el cardenal Timothy Dolan, cuya apasionada oración resonó en la Rotonda del Capitolio.

 

El juramento de Trump se realizó con dos Biblias: la Versión Estándar Revisada de su infancia que le regaló su madre y la histórica Biblia de Lincoln, utilizada por Abraham Lincoln durante su primera toma de posesión. Este gesto simbólico vinculó a Trump con momentos cruciales en la historia estadounidense, reafirmando temas de continuidad e identidad nacional.

Un mensaje contra la ideología de género

El discurso inaugural de Trump reflejó su compromiso de reformular las políticas de la nación, en particular en el ámbito de las cuestiones sociales y culturales. Al declarar el fin de la “ideología de género impuesta por el gobierno”, anunció una directiva para reconocer solo dos sexos biológicos, una política destinada a restaurar lo que describió como la “verdad biológica”. La orden, denominada “Defendiendo a las mujeres del extremismo de género”, fue recibida con aclamación.

La influencia silenciosa de un sacerdote y un mensaje del Papa

La participación del padre Mann en la inauguración fue más que ceremonial. Como asesor espiritual y defensor de la unidad, su papel subrayó la influencia duradera de la fe en la vida pública estadounidense.

Al reflexionar sobre su amistad con el presidente, el padre Mann comentó: “Es un tipo normal con un gran sentido del humor. Me preguntó qué podía hacer por mí y le dije que no necesitaba nada”. Esta sencillez y autenticidad resonaron en Trump, quien apoyó públicamente el libro infantil del padre Mann, “La mariposa herida”, en su plataforma de redes sociales.

El papa Francisco, en un telegrama a Trump, expresó su esperanza de que su liderazgo fomente una sociedad más justa e inclusiva, libre de odio y discriminación. El mensaje del pontífice ofreció un contrapunto al clima político polarizado, enfatizando la unidad y la compasión.

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Redacción Zenit

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