12 preguntas y respuestas ágiles sobre el Cónclave Foto: EFE

Cómo funciona el Cónclave: 15 explicaciones sencillas del sacerdote y periodista Jordi Piquer

12 preguntas y respuestas ágiles sobre el Cónclave

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(ZENIT Noticias / Barcelona, 02.05.2025).- Replicamos un artículo a modo de pregunta y respuesta que Catalunya Cristiana ofreció a sus lectores a propósito del Cónclave:

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  1. ¿Cuáles son los preparativos?

Se puede definir el Cónclave como aquel trabajo de discernimiento que hacen los cardenales que no han cumplido aún los 80 años para elegir a la persona que debe ser el Obispo de Roma y el Sucesor de san Pedro. Los últimos Santos Padres han sentido la responsabilidad de dar unas normas para el buen desarrollo del Cónclave.Pablo VI publicó la constitución apostólica Romani Pontifici eligendo (1-10-1975) y Juan Pablo II otra constitución apostólica sobre el mismo tema titulada Universi Dominici gregis (22-02-1996). Benedicto XVI, con un documento del 11 de junio de 2007 —titulado Constitutione apostolica— determinó que para elegir al nuevo Papa siempre se requiere que el candidato obtenga dos tercios de los votos de los cardenales electores. Se busca siempre un Papa elegido por un amplio consenso, expresado mediante una «mayoría cualificada» de los sufragios.

Antes de comenzar, los cardenales —también los mayores de 80 años— se reúnen en encuentros previos llamados “congregaciones generales”, que son como un análisis del estado de la Iglesia en todo el mundo para discernir qué persona puede ser más adecuada para asumir la función de Sucesor de san Pedro.

  1. ¿Cómo se inaugura?

Con una misa en la mañana del primer día del Cónclave, concelebrada por los cardenales en la basílica de San Pedro. Es la misa pro eligendo Pontifice.
Por la tarde, desde la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, se dirigen en procesión a la Capilla Sixtina entonando el Veni Creator para invocar la asistencia del Espíritu Santo.
Al llegar a la Sixtina, el maestro de ceremonias pontificio pronuncia la orden Extra omnes. Entonces salen las personas ajenas al Cónclave y solo permanecen los cardenales, encerrados con llave (de ahí viene la palabra “cónclave”) y aislados del mundo para garantizar el secreto de las votaciones.

Durante las elecciones, los cardenales electores no pueden recibir prensa, ni escuchar radio o televisión, ni usar dispositivos para grabar o reproducir escritos, imágenes o sonido. El personal auxiliar, si rompe el secreto, incurre en pena de excomunión reservada a la Sede Apostólica.

  1. ¿Qué pasa en un Cónclave?

Lo que debe pasar es que los cardenales, en libertad y responsabilidad, elijan un Papa.Hay pena de excomunión para los cardenales si aceptan, por ejemplo, llevar al Cónclave un veto contra un candidato.Un caso emblemático fue el del cardenal Mariano Rampolla del Tindaro, a quien Austria vetó en el Cónclave de 1903, a pesar de que parecía ser el elegido. Esto es un ejemplo de lo que no debe ocurrir en un Cónclave.

En el momento de la elección, dentro de la Capilla Sixtina, hay hombres que creen en Dios y han consagrado su vida a Cristo y a la Iglesia. Sin idealizarlos, quiero pensar que quieren hacer un buen discernimiento.El Espíritu —así lo creemos— es capaz de guiar a la Iglesia incluso mediante mediaciones humanas. Para el creyente, el Cónclave es hora de oración confiada. Los últimos conclaves nos han dado grandes Papas, y debemos agradecerlo a Dios.

  1. ¿Cuánto tiempo puede durar?

En la historia ha habido cónclaves muy largos, porque las distintas tendencias entre los cardenales no se ponían de acuerdo, a veces por influencias políticas. Hoy la Iglesia goza de libertad y no está sometida a esas presiones. Actualmente, los cónclaves suelen durar dos o tres días.

  1. ¿Por qué no es público?

Por discreción y para garantizar la plena libertad de los electores. El elegido debe ser pastor de toda la Iglesia.

El secreto sobre los detalles de la elección ayuda a que pueda ser acogido como servidor de los servidores de Dios (servus servorum Dei), uno de los títulos más hermosos del Papa.

El secreto está al servicio de la libertad del Cónclave, que es lo que se debe preservar.

  1. ¿Cuál fue el Cónclave más largo?

Se dice que el que eligió a Gregorio X (Teobaldo Visconti) duró dos años. Se celebró en Viterbo y los ciudadanos, indignados, quitaron el techo del edificio donde estaban reunidos los cardenales y les dieron solo pan y agua… Fue un caso extremo. Hoy eso no es previsible, gracias a Dios.

  1. ¿Por qué se celebra en la Capilla Sixtina?

Porque —como escribe Juan Pablo II— “todo contribuye a hacer más viva la presencia de Dios, ante quien todos compareceremos un día para ser juzgados”.

Las pinturas de Miguel Ángel —especialmente el Juicio Final— recuerdan a los electores la trascendencia de sus decisiones.

  1. ¿Quién propone a los candidatos?

En realidad, no hay candidatos “propuestos”. Ninguno se presenta a sí mismo.En la práctica, todos los cardenales pueden ser elegidos (aunque puede ser elegido alguien que no sea cardenal, eso ya no ocurre).

Las primeras votaciones van indicando quiénes son los preferidos, según las reflexiones y conversaciones previas entre los cardenales.
No se puede entrar con pactos o vetos de ningún tipo.

  1. ¿Quién tiene derecho a elegir al Papa?

Los cardenales que no hayan cumplido los 80 años en el momento de iniciarse el Cónclave, como representantes del clero y del pueblo cristiano de la diócesis de Roma, aunque hoy el Colegio Cardenalicio representa a los cinco continentes.

En 1978, a quien preguntaba por los “papables”, en la Oficina de Prensa del Vaticano le daban la biografía de todos los cardenales…

  1. ¿Cómo es la votación?

Normalmente se hacen cuatro votaciones al día: dos por la mañana y dos por la tarde.

El voto de cada cardenal es secreto.

Según las disposiciones de Juan Pablo II, quedan abolidas las formas de elección por aclamación, inspiración o compromiso. Solo es válida la elección por escrutinio.

Cada cardenal elector, al depositar su voto, pronuncia en voz alta:

“Pongo por testigo a Cristo Señor que me juzgará que yo elijo a quien, ante Dios, creo que debe ser elegido.”

  1. ¿Qué formas hay de elección?

La habitual es por sucesivas votaciones.

Benedicto XVI introdujo un cambio en 2007 mediante un motu proprio: para que la elección sea válida, el Papa debe obtener dos tercios de los votos.

Si no se alcanza esa mayoría en pocos días, se prevé un día de oración y reflexión, y luego solo pueden ser votados los dos más votados del escrutinio anterior, pero aun así, se necesita la mayoría cualificada.

  1. ¿Hay requisitos para ser elegido Papa?

¡Tantos que no sabría enumerarlos!

La del Papa es quizás la mayor responsabilidad moral que puede recaer sobre un hombre.

Humanamente, da vértigo; pero desde la fe, quien acepta esta pesada cruz, confía plenamente en la ayuda de Dios.

El Papa, como obispo de toda la Iglesia, debe ser ante todo un pastor, un Buen Pastor, a imagen de Cristo, el “Gran Pastor de las ovejas”.

  1. ¿Con qué fórmula acepta el cardenal elegido ser Pontífice?

El cardenal decano o el primero por orden de antigüedad le pregunta:

“¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?”

Y una vez acepta, le pregunta:

“¿Con qué nombre quieres ser llamado?”


Desde ese momento, el elegido es inmediatamente obispo de la Iglesia romana, verdadero Papa y jefe del Colegio Episcopal, y —según la constitución de Juan Pablo II— “por ese mismo hecho adquiere la plena y suprema potestad sobre la Iglesia universal y puede ejercerla”.

  1. ¿Cómo se sabe que hay nuevo Papa?

En esta sociedad tan tecnológica, la noticia se comunica con el sistema primitivo de señales de humo.

Junto a la Capilla Sixtina hay una estufa donde se queman las papeletas.

Si sale humo negro: no hay Papa.

Si sale blanco —la famosa “fumata blanca”—: ya se ha elegido.

Se añade un producto químico para que el humo sea claramente negro o blanco.

Y si repican las campanas de la basílica, es seguro.

  1. ¿Cómo se anuncia públicamente al nuevo Papa?

Hay dos momentos.

Primero, el cardenal protodiácono sale al balcón central de la basílica de San Pedro y anuncia:

“Anuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam”, y el nombre del elegido.

Después, el Papa aparece en el balcón y da su primera bendición Urbi et Orbi.

Recientemente, los Papas han aprovechado este momento para dirigirse brevemente al pueblo, lo que ha sido uno de los gestos más vivos y recordados del inicio del pontificado.

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Redacción zenit

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