El cardenal estadounidense-peruano que se convirtió en Papa y el cardenal filipino se conocen desde hace muchos años Foto: Vatican Media

Cómo reaccionó el cardenal Prevost al ser elegido y que sintió ser un “papable”: cardenal Tagle contesta

Entrevista al cardenal filipino Antonio Tagle sobre su experiencia en el Cónclave

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Alessandro Gisotti

(ZENIT Noticias – L´Osservatore Romano / Roma, 22.05.2025).- En la Capilla Sixtina, durante el Cónclave, se sentaron uno al lado del otro. El viernes 16 de mayo, Luis Antonio Tagle y Robert Francis Prevost se volvieron a encontrar —en audiencia en el Palacio Apostólico— una semana después del Habemus Papam, que precedió a la primera bendición Urbi et Orbi de León XIV. El cardenal estadounidense-peruano que se convirtió en Papa y el cardenal filipino se conocen desde hace muchos años y en los últimos dos años han trabajado estrechamente juntos como jefes de sus respectivos departamentos, el de Obispos y el de Evangelización. En esta entrevista concedida a los medios vaticanos, el cardenal Tagle ofrece un retrato personal del nuevo Pontífice, relata la experiencia espiritual vivida en el Cónclave y recuerda con emoción al Papa Francisco.

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Cardenal Tagle, León XIV, está dando los primeros pasos de su pontificado después de un Cónclave que concluyó rápidamente. ¿Qué es lo que le llama la atención de este Papa, al que todos estamos aprendiendo a conocer?

Respuesta: Conocí al Papa León XIV en Manila y en Roma, cuando todavía era Prior General de la Orden de San Agustín. Desde 2023 estamos juntos en la Curia Romana. Tiene una capacidad de escucha profunda y paciente. Antes de tomar una decisión, se dedica a un cuidadoso estudio y reflexión. Expresa sus sentimientos y preferencias sin querer imponer. Está preparado intelectual y culturalmente sin hacer alarde de ello. En las relaciones, aporta una calidez serena, refinada por la oración y la experiencia misionera.

En vísperas del Cónclave, muchos hablaban de una Iglesia dividida, de cardenales con ideas poco claras sobre la elección del nuevo Papa. En cambio, la elección se resolvió el segundo día. ¿Cómo fue para usted la experiencia de este Cónclave, el segundo después del de 2013?

 Respuesta: Antes de grandes acontecimientos con impacto global, se escuchan diversas especulaciones, análisis y predicciones. El Cónclave no se salva. Es cierto que he participado en dos Cónclaves, lo que considero una verdadera gracia. En el Cónclave de 2013 Benedicto XVI todavía estaba vivo, mientras que en el Cónclave de 2025 el Papa Francisco ya había pasado a la vida eterna. Debemos tener en cuenta la diferencia de contexto y atmósfera. También me gustaría añadir que, si bien cada uno de los dos Cónclaves fue una experiencia única e irrepetible, también hubo elementos constantes. En 2013 me pregunté por qué teníamos que usar túnicas corales durante el Cónclave. Entonces aprendí y experimenté que el Cónclave es un acontecimiento litúrgico, un tiempo y un espacio de oración, de escucha de la Palabra de Dios, de los impulsos del Espíritu Santo, de los gemidos de la Iglesia, de la humanidad y de la Creación, de purificación personal y común de las motivaciones y de culto y adoración a Dios, cuya voluntad debe reinar suprema. El segundo día fueron elegidos el Papa Francisco y el Papa León. El Cónclave nos enseña a nosotros, así como a nuestras familias, parroquias, diócesis y naciones, que la comunión de corazones y mentes es posible si adoramos al Dios verdadero.

En la Capilla Sixtina se sentó junto al cardenal Prevost. ¿Cómo reaccionó el futuro Papa cuando se alcanzó el quórum de dos tercios?

 Respuesta: Su reacción fue una mezcla de sonrisas y respiraciones profundas. Fue una experiencia de santa aceptación y de temor sagrado al mismo tiempo. Oré por él en silencio. En el momento en que obtuvo el número necesario de votos, hubo un aplauso atronador, similar a la elección del Papa Francisco. Los cardenales expresaron su alegría y gratitud a su hermano, el cardenal Prevost. Pero también fue un momento íntimo entre Jesús y él, en el que no podíamos entrar y que no debíamos perturbar. Me dije: “Deja que el silencio sagrado envuelva a Jesús y a Pedro”.

De un hijo de San Ignacio, un hijo de San Agustín. ¿Qué significa, en su opinión, que en la Iglesia haya dos Papas pertenecientes a importantes órdenes religiosas, primero un jesuita y ahora un agustino?

 Respuesta: San Agustín y San Ignacio tenían muchas cosas en común. Ambos habían tenido una trayectoria mundana y habían experimentado una inquietud que los había empujado a investigaciones aventureras. Luego, en el tiempo de Dios, encontraron en Jesús lo que sus corazones deseaban. «Belleza siempre antigua y siempre nueva», «Eterno Señor de todas las cosas». Las “escuelas” agustiniana e ignaciana nacen de la base común de la gracia y la misericordia de Dios, que libera el corazón para amar, servir y misionar. Manteniendo su espíritu agustiniano, el Papa León hará eco del espíritu ignaciano del Papa Francisco. Pienso que toda la Iglesia y también toda la humanidad se beneficiarán de sus dones. Después de todo, San Agustín y San Ignacio (y todos los santos) son un tesoro de toda la Iglesia.

Prevost fue un obispo misionero, nacido y criado en Estados Unidos, pero formado en Perú como sacerdote y pastor. Alguien dijo que él es el «Papa de dos mundos». En Asia, de donde usted viene, ¿cómo se ve a un Papa así?

 Respuesta: Sin negar el primado de la gracia en el ministerio del Papa León, creo que su formación humana, cultural, religiosa y misionera puede dar un rostro único a su ministerio. Pero esto se aplica a todos los Papas. El ministerio petrino de confirmar a los hermanos y hermanas en la fe en Jesús, Hijo de Dios vivo, permanece constante, pero es vivido y ejercido por cada Papa en su humanidad única. La experiencia multicontinental y multicultural del Papa León ciertamente le ayudará en su ministerio y beneficiará a la Iglesia. La gente en Asia ama al Papa como Papa, sin importar de qué país venga. Es amado no sólo por los católicos, sino también por otros cristianos y seguidores de religiones no cristianas.

Muchos le “apoyaron” esperando que llegara a ser Papa. ¿Cómo vivió esto? ¿Era consciente de ser, como dicen en italiano, uno de los principales “papabili”?

Respuesta: Como no soy alguien que suela estar en el foco de atención, la atención que se prestaba a mí me resultaba bastante desconcertante. Traté de reunir mi fuerza espiritual y humana para no involucrarme. He meditado mucho sobre las palabras de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis acerca de la «gravísima tarea que les incumbe [a los cardenales] y, por tanto, sobre la necesidad de obrar con recta intención por el bien de la Iglesia universal, solum Deum prae oculis habentes». Al emitir su voto, cada cardenal dice: «Pongo por testigo a Cristo, el Señor, que me juzgará, de que mi voto ha sido dado a quien, según Dios, creo que debe ser elegido». Está claro que no hay candidatos en el “sentido mundano” de las elecciones políticas, donde su voto por un candidato es un voto en contra de otro candidato. Cuando se busca el bien de la Iglesia universal, no se buscan ganadores y perdedores. Este principio rector purifica la mente y aporta serenidad.

Nos acercamos al primer mes desde la muerte del Papa Francisco. ¿Cuál será, en su opinión, el legado más profundo y duradero que este Pontífice dejará a la Iglesia y a la humanidad?

Respuesta: Mi corazón se alegra por los numerosos testimonios ofrecidos por fieles católicos, comunidades cristianas no católicas y miembros de religiones no cristianas sobre la enseñanza y el legado del Papa Francisco. Espero que estos testimonios puedan aumentar y ser “recogidos” como parte de nuestra comprensión no sólo del Papa Francisco, sino también del ministerio petrino. Por mi parte, quisiera subrayar el don de la humanidad, del ser humano para los demás, que ha caracterizado el pontificado del Papa Francisco. Si tienes una historia personal que contar sobre él, hazlo. Nuestro mundo necesita redescubrir y cultivar la belleza y el valor de ser auténticamente humano. El Papa Francisco, con su humanidad sencilla y hasta frágil, ha dado una inmensa contribución a esta investigación, no para su propia gloria, sino para la mayor gloria de Dios, que en Jesús se hizo plenamente hombre.

Traducción del original en lengua italiana realizado por el director editorial de ZENIT.

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Redacción Zenit

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