(ZENIT Noticias / Washington, 23.05.2025).- Mientras los debates sobre diversidad, equidad e inclusión (DEI) continúan evolucionando, a veces de forma turbulenta, una revolución silenciosa en la cultura corporativa está cobrando impulso: los lugares de trabajo que fomentan la fe. A la vanguardia de esta transformación se encuentra Accenture, coronada una vez más en 2025 como la empresa más inclusiva en materia de fe de la lista Global Fortune 500, según el sexto Índice REDI anual de la Fundación para la Libertad Religiosa y los Negocios. Esto marca el tercer año consecutivo de Accenture en la cima, un logro que indica un cambio creciente en la forma en que las empresas comprenden y adoptan la religión en el entorno laboral.
Lo que antes podría haberse considerado un tema secundario o incluso tabú en los entornos corporativos, ahora se reconoce como una dimensión vital de la identidad del empleado. Tras Accenture en el Índice REDI de este año se encuentran Equinix, Dell Technologies, Merck e Intuit, empresas que han priorizado la creación de un espacio inclusivo para empleados de todas las religiones y sistemas de creencias, incluidas las perspectivas no teístas. El Índice REDI (Equidad, Diversidad e Inclusión Religiosa) evalúa a las empresas según 11 indicadores de buenas prácticas. Estos abarcan desde grupos de recursos religiosos (GRE) para empleados, la observancia de días festivos y las adaptaciones alimentarias, hasta la transparencia externa y el intercambio de estrategias de inclusión entre empresas. La encuesta abarca empresas globales, con un número récord de participantes este año, incluyendo nuevas empresas de Oriente Medio y el Reino Unido, como Future Pipes Industries y Lexmark.
Pero lo que hace que 2025 sea particularmente notable no son solo los participantes en la lista, sino el contexto. Tras las recientes decisiones de la Corte Suprema (EE. UU.) que restringen el marco legal para la acción afirmativa basada en la raza y el género, muchas empresas han reducido o reestructurado sus programas de DEI. En medio de esta reducción, las iniciativas de inclusión religiosa no solo han persistido, sino que han prosperado.
Los datos del REDI Monitor, que monitorea los compromisos públicos de las empresas con la inclusión religiosa en sus sitios web, muestran un aumento significativo en la intensidad: la puntuación promedio de las empresas pasó de 3,6 en 2024 a 4,2 en 2025, más del doble del promedio de 2022. Esto sugiere que, si bien algunos esfuerzos de diversidad podrían estar en retroceso, la religión se ha forjado un nicho único y resiliente dentro de la cultura corporativa.
De hecho, el 92 % de las empresas encuestadas reconocen formalmente los ERGs religiosos. Todas las empresas participantes integran la religión en la capacitación de RR. HH. y una cuarta parte ofrece servicios de capellanía. Incluso los programas de igualación de donaciones se han vuelto más inclusivos, y el 58 % de las empresas los han extendido a organizaciones religiosas sin fines de lucro. En quizás el gesto más simbólico, todas las empresas reconocieron las festividades religiosas, y más de la mitad lo hizo tanto interna como externamente.
Curiosamente, el número de empresas que informaron sobre la existencia de ERG activos disminuyó ligeramente de 62 a 60. Los analistas sugieren que esto podría reflejar cambios en la forma en que las empresas presentan públicamente sus compromisos de DEI, más que un retroceso en las prácticas en sí. Algunas empresas eliminaron las referencias en línea a los ERG, pero las mantuvieron internamente, quizás en respuesta al escrutinio político o la presión de las partes interesadas. Al mismo tiempo, la participación en encuestas de referencia ha disminuido entre algunas empresas estadounidenses, pero la participación internacional ha compensado la falta de participación.
En este panorama cambiante, la inclusión basada en la fe se perfila como un elemento unificador único de la cultura corporativa. A diferencia de la raza o el género, que a menudo generan respuestas polarizadas, la religión, cuando se aborda de forma inclusiva, ofrece puntos en común. Permite a las organizaciones respetar un aspecto profundamente personal de la identidad de los empleados, a la vez que promueve el entendimiento mutuo entre los sistemas de creencias.
Más que un guiño a la tradición o la tolerancia, esta nueva ola de prácticas favorables a la fe refleja un cambio corporativo más profundo. Las empresas están reconociendo que la inclusión holística debe extenderse a la dimensión espiritual de sus empleados, no solo a sus características visibles. Y a medida que el Índice REDI amplía su alcance global, queda claro que la inclusión religiosa no es una iniciativa marginal: es una estrategia central para cultivar la pertenencia, el propósito y la productividad.
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