Audiencia General, 8 de mayo de 2019 © Vatican Media

Un poco de perfume impregna todo el ambiente – Catequesis del Papa Francisco

Viaje a Bulgaria y Macedonia del Norte

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(ZENIT – 8 mayo 2019).- En la catequesis de hoy, miércoles, 8 de mayo de 2019, el Papa Francisco ha recordado cómo ayer exhortó a los sacerdotes y consagrados de Macedonia del Norte a no desanimarse ante los problemas acuciantes porque “un poco de levadura puede hacer que toda la masa crezca, y un poco de perfume, puro y concentrado, perfuma todo el ambiente”.

La audiencia general ha tenido lugar esta mañana en la plaza de San Pedro y en ella el Santo Padre ha rememorado su 29º viaje apostólico a los países de Bulgaria y Macedonia del Norte, que ha tenido lugar en los últimos días, del 5 al 7 de mayo. El Papa ha evocado los principales momentos, mensajes y figuras de este viaje.

San Juan XXIII

Con respecto a Bulgaria, Francisco ha contado que fue animado por el ejemplo de bondad de San Juan XXIII, que trabajó en ese país como Visitador y Delegado apostólico, y que le ayudó a encontrar a ese país “llamado a hacer de puente entre Europa central, oriental y meridional”.

Con el lema “Pacem in terris”, inspirado también por la encíclica de este papa santo, el santo Pontífice recordó el encuentro con el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Búlgara Neófito y los miembros del Santo Sínodo y al valor del mismo “como cristianos, nuestra vocación y misión es ser signo e instrumento de unidad y podemos serlo, con la ayuda del Espíritu Santo, anteponiendo lo que nos une  a lo que nos ha dividido o todavía nos divide”.

Santos Cirilo y Metodio

El Obispo de Roma ha vuelto a ensalzar la figura de los apóstoles Cirilo y Metodio, ante los que rezó el primer día de su visita en Sofía. De ellos destaca que inventaron un alfabeto nuevo con el que tradujeron la Biblia para hacerla accesible a los pueblos eslavos y considera que “Hoy también se necesitan evangelizadores apasionados y creativos, para que el Evangelio llegue a quienes todavía no lo conocen y pueda irrigar de nuevo las tierras donde las antiguas raíces cristianas se han secado”.

Acto por la paz

El Santo Padre también habló de las dos Misas celebradas en Bulgaria y del acto por la paz que compartió con representantes de las diferentes religiones, donde  “invocamos de Dios el don de la paz, mientras un grupo de niños llevaban antorchas encendidas, un símbolo de fe y esperanza”, afirmó.

Madre Teresa de Calcuta

Sobre Macedonia del Norte, el Sucesor de Pedro, manifestó sentirse acompañado por la presencia espiritual de la Santa Madre Teresa de Calcuta, nacida en Skopje, capital del país. Para él, esta santa, de escasa estatura pero gran fuerza, representa el alma de la Iglesia de ese país y otras periferias del mundo: “una pequeña comunidad que, con la gracia de Cristo, se convierte en un hogar acogedor donde muchos encuentran consuelo para su vida”.

Asimismo, recordó que en el Memorial de la Madre Teresa rezó con otros líderes religiosos y bendijo la primera piedra de un futuro santuario dedicado a ella.

Lugar de acogida

El Papa ha confesado que con su visita a Macedonia, estado independiente desde 1991, ha querido “alentar, sobre todo, su capacidad tradicional de albergar diferentes afiliaciones étnicas y religiosas, así como su esfuerzo por acoger y socorrer a un gran número de migrantes y de refugiados durante el período crítico de 2015 y 2016”. “Tienen un gran corazón”, ha dicho de este pueblo, y ha pedido un aplauso para él.

Encuentro con los jóvenes

Para el Papa Francisco, el encuentro con los jóvenes en Skopje fue muy significativo: “Niños y niñas de diferentes denominaciones cristianas y también de otras religiones, todos unidos por el deseo de construir algo hermoso en la vida”. Por ello, el Papa les invitó a soñar “a la grande”, como Teresa de Calcuta.

Las Hermanas de la Madre Teresa

El Pontífice se conmovió cuando  estuvo con las Hermanas de la Madre Teresa, pues “estaban con los pobres, y me impresionó la ternura evangélica de estas mujeres. Esta ternura nace de la oración, de la adoración. Ellas acogen a todos, se sienten hermanas, madres de todos, lo hacen con ternura, y cuando no hay ternura, nos volvemos demasiado serios, ácidos», dijo.

Sacerdotes y consagrados

A los sacerdotes y consagrados con los que se reunió al final de su visita a Macedonia del Norte, el Obispo de Roma les animó a enfrentarse a los problemas del mundo, a pesar de sentirse pocos o pequeños, porque “un poco de levadura puede hacer que toda la masa crezca, y un poco de perfume, puro y concentrado, perfuma todo el ambiente”.

Semilla de nueva vida

Por último el Santo Padre, recalcó que el misterio de Jesús- Eucarístia es la “semilla de nueva vida para toda la humanidad” y confió a la Providencia el presente y futuro de estos dos países. Además, invito a todos a rezar a la Virgen para que bendiga a Bulgaria y Macedonia del Norte.

A continuación presentamos la catequesis completa del Papa Francisco de hoy, 8 de mayo de 2019.

***

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Ayer a última hora de la tarde regresé de un viaje apostólico de tres días que me llevó a Bulgaria y a Macedonia del Norte.  Doy gracias a Dios por haberme concedido efectuar estas visitas, y renuevo mi gratitud a las autoridades civiles de estos dos países que me han recibido con gran cortesía y disponibilidad. Mi más cordial «gracias» a los obispos y a sus respectivas comunidades eclesiales, por el calor y la devoción con que acompañaron mi peregrinación.

En Bulgaria fui guiado por la memoria viva de San Juan XXIII, que fue enviado en 1925 a ese país primero como Visitador y luego como Delegado Apostólico. Animado por su ejemplo de benevolencia y caridad pastoral, encontré a ese pueblo llamado a hacer de puente entre Europa central, oriental y meridional. Con el lema «Pacem in terris», invité a todos a recorrer el camino de la fraternidad; y en este camino, en particular, tuve la alegría de dar un paso adelante durante el encuentro con el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Búlgara Neofit y los miembros del Santo Sínodo. Efectivamente, como cristianos, nuestra vocación y misión es ser signo e instrumento de unidad y podemos serlo, con la ayuda del Espíritu Santo, anteponiendo lo que nos une  a lo que nos ha dividido o todavía nos divide.

La Bulgaria actual es una de las tierras evangelizadas por los santos Cirilo y Metodio, que San Juan Pablo II agregó a San Benito como Patronos de Europa. En Sofía, en la majestuosa catedral patriarcal de San Aleksander Nevkij, me recogí en oración ante la imagen sagrada de los dos hermanos santos. De origen griego, de Tesalónica, supieron usar su cultura con creatividad para transmitir el mensaje cristiano a los pueblos eslavos; idearon un nuevo alfabeto con el cual tradujeron la Biblia y los textos litúrgicos al idioma eslavo.  Hoy también se necesitan evangelizadores apasionados y creativos, para que el Evangelio llegue a quienes todavía no lo conocen y pueda irrigar de nuevo las tierras donde las antiguas raíces cristianas se han secado. Con este horizonte celebré dos veces la Eucaristía con la comunidad católica en Bulgaria y la alenté a ser esperanzada y generativa. Doy de nuevo las gracias a ese pueblo de Dios que me ha demostrado tanta fe y tanto amor.

El último acto del viaje a Bulgaria se llevó a cabo junto con los representantes de las diferentes religiones: invocamos de Dios el don de la paz, mientras un grupo de niños llevaban antorchas encendidas, un símbolo de fe y esperanza.

En Macedonia del Norte  estuve acompañado por la fuerte presencia espiritual de la Santa Madre Teresa de Calcuta, que nació en Skopje en 1910 y allí, en su parroquia, recibió los sacramentos de la iniciación cristiana y aprendió a amar a Jesús. En esta mujer, menuda, pero llena de fuerza gracias a la acción del Espíritu Santo, vemos la imagen de la Iglesia en ese país y en otras periferias del mundo: una pequeña comunidad que, con la gracia de Cristo, se convierte en un hogar acogedor donde muchos encuentran consuelo para su vida. En el Memorial de la Madre Teresa, recé en presencia de otros líderes religiosos y de un numeroso grupo de pobres y bendije la primera piedra de un santuario dedicado a ella.

Macedonia del Norte es un país independiente desde 1991. La Santa Sede ha tratado de sostener  su camino desde el principio. Con mi visita quise alentar, sobre todo, su capacidad tradicional de albergar diferentes afiliaciones étnicas y religiosas, así como su esfuerzo por acoger y socorrer a un gran número de migrantes y de refugiados durante el período crítico de 2015 y 2016. Hay una gran acogida, tienen un gran corazón. Los migrante les crean problemas, pero los acogen y los aman, y los problemas los resuelven. Es algo grande de este pueblo. Un aplauso a ese pueblo.

Un país joven, Macedonia del Norte, desde el punto de vista institucional; un pequeño país que necesita abrirse a amplios horizontes sin perder sus raíces. Por esta razón, fue significativo que el encuentro con los jóvenes tuviera lugar allí. Niños y niñas de diferentes denominaciones cristianas y también de otras religiones, todos unidos por el deseo de construir algo hermoso en la vida. Les exhorté a soñar a la grande, a entrar en juego como la joven Agnese, la futura Madre Teresa, escuchando la voz de Dios que habla en la oración y en la carne de los hermanos necesitados. Me emocioné cuando fui a visitar a las Hermanas de la Madre Teresa; estaban con los pobres, y me impresionó la ternura evangélica de estas mujeres. Esta ternura nace de la oración, de la adoración. Ellas acogen a todos, se sienten hermanas, madres de todos, lo hacen con ternura, y cuando no hay ternura, nos volvemos demasiado serios, ácidos. Estas hermanas son dulces en su ternura y hacen caridad, pero la caridad tal como es, sin disfrazarla, En cambio, cuando se hace caridad sin ternura, sin amor, es como si sobre la obra de caridad echásemos un vaso de vinagre. No, la caridad es alegre, no es ácida. Estas monjas son un hermoso ejemplo. Que Dios las bendiga, a todas.

Además de los testimonios de los jóvenes, en Skopje escuché a los sacerdotes y consagrados. Hombres y mujeres que han dado su vida a Cristo. Para ellos, tarde o temprano, llega la tentación de decir: «Señor, ¿qué es este pequeño don  mío frente a los problemas de la Iglesia y del mundo?» Por eso  les recordé que un poco de levadura puede hacer que toda la masa crezca, y un poco de perfume, puro y concentrado, perfuma todo el ambiente.

Es el misterio de Jesús- Eucaristía, semilla de  nueva vida para toda la humanidad. En la misa que celebramos en la Plaza de Skopje renovamos en una periferia de la Europa actual, el milagro de Dios que, con unos pocos panes y peces, partidos y compartidos, satisface el hambre de las multitudes. A su inagotable Providencia, confiamos el presente y el futuro de los pueblos que visité en este viaje. Y os invito a todos a rezar a la Virgen para que bendiga a estos dos países: Bulgaria y Macedonia del Norte.

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Larissa I. López

Larissa I. López es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla, Máster en Artes de la Comunicación Corporativa y Doctora en Comunicación por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Su trayectoria profesional ha transcurrido entre el ámbito de la comunicación y el de la docencia. Como redactora, ha colaborado con medios como Aceprensa, Pantalla 90 o CinemaNet. Como profesora, por su parte, ha impartido clases en la universidad y en centros de FP y bachillerato. En estos últimos realizaba también tareas relacionadas con la comunicación (redes sociales y edición de contenidos). Cordobesa de nacimiento también ha vivido en Sevilla, Madrid y Roma.

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