(ZENIT – 28 agosto 2019).- En la catequesis impartida hoy en la audiencia general, el Papa ha reflexionado sobre la figura de Pedro, «primer apóstol» y «figura de la Iglesia». «Todo en Pedro, incluso su sombra, irradia la vida del Resucitado: los enfermos recobran la salud y el mundo proclama la gloria del Padre», ha predicado.
Por primera vez, después del caluroso verano en Roma, este miércoles, 28 de agosto de 2019, la audiencia general ha tenido lugar en la plaza de San Pedro, donde se han congregado miles de visitantes y peregrinos de diferentes países del mundo.
La figura del apóstol Pedro, «que en el pórtico de Salomón realizaba las obras de Jesús, su Maestro» ha sido el tema de la catequesis del Santo Padre, dando continuidad al ciclo de los Hechos de los Apóstoles.
Puesto que el primer apóstol es «figura de la Iglesia» –ha señalado el Sucesor de Pedro– «su sombra evoca la de la Iglesia, que sobre la tierra pone en pie a sus hijos y los destina a los bienes del Cielo, sin temer obedecer a Dios antes que a los hombres».
«Al mirar su actuar, vemos al mismo Cristo», ha indicado el Santo Padre. «Pedro lleno del Espíritu del Señor, pasa caminando y, sin que él hiciera nada, su sombra se convierte en caricia sanadora, efusión de la ternura del Resucitado que se inclina sobre enfermos y restituye dignidad, vida y salvación».
De este modo, ha indicado Francisco, «Dios manifiesta su cercanía y hace que las llagas de sus hijos se conviertan en lugar teológico de la ternura divina». Así, el Pontífice ha afirmado que «todo en Pedro, incluso su sombra, irradia la vida del Resucitado: los enfermos recobran la salud y el mundo proclama la gloria del Padre».