(ZENIT – 12 sept. 2019).- «Somos una Iglesia global» que, en estos días en Roma, se ha confrontado sobre «diversidades y riquezas» para hacer comunión, con una mirada ad intra, sobre los «desafíos de hoy», expuso Su Beatitud Svjatoslav Shevchuk, Arzobispo Mayor de Kiev-Halyč, en conferencia de prensa el pasado 11 de septiembre de 2019, en Roma, tras la clausura del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana, celebrado en Roma del 1 al 10 de septiembre.
Ser «testigos de la unidad, tanto hacia los hermanos ortodoxos como hacia los latinos» es uno de los frutos del Sínodo celebrado en Roma, con la presencia de 47 obispos, en torno al tema “La comunión y la unidad en la vida y el testimonio de la Iglesia ucraniana hoy”, señala Vatican News en español.
La «unidad» y la «comunión con el Sucesor de Pedro» son las líneas que surgieron de los trabajos, a la vez que el pensamiento también se dirigió a Ucrania, afligida por cinco años de guerra, informa el medio vaticano.
Vocaciones
Una de las cuestiones por las que preguntaron los periodistas fue la crisis de las vocaciones, un «desafío para todos», respondió Shevchuk, que no se siente tanto en Ucrania donde hay cinco seminarios activos, como en «otros países», en el momento de la reflexión sobre los «viri probati«, sobre la posibilidad de que los laicos casados puedan llegar a ser sacerdotes, si bien en condiciones particulares.
La mirada ad extra condujo la atención sobre las relaciones con las demás Iglesias, porque el ecumenismo «forma parte de la misión» de los greco-católicos ucranianos. A la vez que la mirada, cuando se alude a la cuestión de la autocefalia, se dirige a la Iglesia ortodoxa que está en «busca de unidad». Por esta razón Shevchuk evocó un camino para superar la «fragmentación», y es el del “carácter conciliar» en una dimensión no local pero universal. Una Iglesia local que se cierra «en sí misma» se pierde – señaló – pero universal.
El líder de la Iglesia greco-católica ucraniana recordó un momento especial, de «gran afecto», que vivieron el martes, 10 de septiembre cuando visitó con los metropolitas al Papa Emérito Benedicto XVI en el Monasterio Mater Ecclesiae. Frente a la actual «fragmentación», la incitación de Joseph Ratzinger fue, precisamente, a la unidad, según refirió el Arzobispo Mayor, hablando también de la «preocupación» del Papa emérito por la «militarización de las fronteras en Europa del Este».
La mayor catástrofe humanitaria
La grave crisis socio-política que sufre Ucrania fue otra de las cuestiones abordadas en este Sínodo, país ensangrentado por más de cinco años de conflicto en sus regiones orientales, «la mayor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial», reiteró el jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana.
En este contexto, Shevchuk apuntó que «una visita del Papa Francisco al país realmente podría poner fin a la guerra», y señaló que el Sínodo habló de ello en Roma con el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, teniendo en cuenta las «condiciones» para realizarla y la sensibilidad «de la mayor Iglesia en Ucrania, la de Moscú».
Ucrania es un «gran país», pero «es el más pobre de Europa», que además corre el riesgo de una catástrofe ecológica precisamente a causa de las armas: una realidad, por tanto, que implica «las tres sensibilidades del Papa»: la de los pobres, la de la defensa de la Creación y la de la paz. Hoy «el mundo entero busca una solución diplomática a la guerra» –aseguró– porque la militar «no existe». Y añadió: “Estamos felices por el reciente intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, definido por la OTAN como un paso en la dirección correcta hacia la reconciliación».