BAGDAD, lunes, 5 abril 2004 (ZENIT.org).- En medio de los peores enfrentamientos de la posguerra en Irak, las comunidades católicas han cancelado las procesiones de Semana Santa, mientras que el obispo auxiliar de Bagdad de los Caldeos confía en que no prevalezcan los radicales chiíes.
El detonante de la violencia ha sido la detención el pasado sábado del clérigo chií Mustafa Yaqub, representante en la sureña ciudad de Nayaf del clérigo radical Muqtada al-Sadr.
Monseñor Shlemon Warduni al describir la situación recuerda que el gran ayatolá Ali al-Sistani, la más alta autoridad religiosa chií en Irak, ha invitado a la calma y ha condenado el asesinato de inocentes.
«Nosotros tenemos esperanza, en particular, de que esta Semana Santa sea tranquila», afirmó el obispo auxiliar del Patriarcado Caldeo de Bagdad.
«Ciertamente los chiíes que siguen a al-Sistani son mucho más numerosos. Esperemos que los extremistas comprendan que el bien de la nación sólo está en la concordia y en el diálogo», añade el prelado.
«Queremos la paz y la tranquilidad y rezamos por el Santo Padre –añadió en declaraciones a los micrófonos de «Radio Vaticano»–. Decid a todos que recen por la paz en el mundo, especialmente en Irak».
Según un sacerdote de Mosul, el padre Nizar Semaan, «por razones de seguridad, las procesiones del Domingo de Ramos se cancelaron. Estas procesiones litúrgicas cristianas de Semana Santa son populares en Irak y son seguidas por muchos iraquíes que no son cristianos».
«Hemos tenidos que contratar guardias armados en las afueras de las Iglesias por miedos de ataques que, gracias a Dios, no han tenidos consecuencias», añade en declaraciones a la agencia misionera Fides.
«Por razones de seguridad, todas las misas de la Vigilia de Pascua se han cancelado. Los cristianos participarán en la misa del Domingo de Resurrección», revela.
«Deseamos que esta Pascua, en la que celebramos la resurrección del Señor, sea también la resurrección de nuestra nación, pero seguimos afrontando todavía nuestra pasión», reconoce.