+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas
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En nuestra Cámara de Diputados, a nivel federal, la Comisión de Igualdad de Género aprobó un proyecto, que había presentado la Comisión de Salud, para promover el aborto libre en todo el país, mediante la propuesta de un decreto de adición a la Ley General de Salud, con el fin de que las respectivas instituciones de gobierno den todas las facilidades para que sea legal lo que llaman “interrupción del embarazo, salud sexual y reproductiva”, y así las mujeres de todo el país puedan abortar legalmente hasta las doce semanas de embarazo. Hace falta que este proyecto pase al pleno, para su votación.
De una forma tramposa, hacen a un lado el triunfo alcanzado de que más de la mitad de los Congresos estatales, en su legislación local, han defendido la vida humana desde la concepción hasta su término natural. No podrían, por ahora, cambiar la Constitución. Pero como los poderes de este mundo son muy astutos, contando con la mayoría de su partido en el Congreso federal, quieren cambiar la Ley de Salud. De esta forma, intentan justificar su proyecto satánico de matar a los recién concebidos. Con el apoyo de la Secretaría de Gobernación, quieren imponer su obsesión mortífera a miles de criaturas inocentes e indefensas. Esto es un atraco legislativo. ¡Qué astutos son! ¿Triunfarán? El pueblo tiene la palabra.
Quienes promueven esa liberalización, insisten en defender a las mujeres, para evitar que muchas mueran a causa de abortos clandestinos, mal practicados. Siguen aduciendo que las mujeres son dueñas de su cuerpo y que ser madres es una decisión de su libertad. Quienes defendemos la vida desde su inicio en el seno materno no estamos en contra de las mujeres, ni queremos criminalizarlas, porque comprendemos el drama que implica una decisión de abortar. Hemos de comprenderlas, como acaba de decir, en Madrid, el cardenal O’Malley Seán, arzobispo de Boston, Presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores: “Nunca debemos abandonar nuestro compromiso con el no nacido, un ser humano precioso hecho a imagen y semejanza de Dios, pero debemos aprender a centrarnos más en la mujer en crisis. Sólo podemos hablar al bebé salvando primero a la madre. Debemos escuchar con empatía, para poder comunicar el Evangelio de la vida”. Estamos, pues, a favor de las mujeres, teniendo, sin embargo, como base el derecho de sus criaturas a la vida, pues los recién concebidos no son células malignas, sino seres humanos con plenos derechos. Ellos y ellas tienen derechos, que deben ser tomados en cuenta.
PENSAR
Dice el Papa Francisco: “El embarazo es una época difícil, pero también es un tiempo maravilloso. La madre acompaña a Dios para que se produzca el milagro de una nueva vida. La maternidad surge de una particular potencialidad del organismo femenino, que con peculiaridad creadora sirve a la concepción y a la generación del ser humano. Cada mujer participa del misterio de la creación, que se renueva en la generación humana. Es como dice el Salmo: «Tú me has tejido en el seno materno» (139,13). Cada niño que se forma dentro de su madre es un proyecto eterno del Padre Dios y de su amor eterno: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré» (Jr 1,5). Cada niño está en el corazón de Dios desde siempre, y en el momento en que es concebido se cumple el sueño eterno del Creador. Pensemos cuánto vale ese embrión desde el instante en que es concebido. Hay que mirarlo con esos ojos de amor del Padre, que mira más allá de toda apariencia” (AL 168).
Y a quienes dicen que el rechazo al aborto es cosa de nuestra moral, de nuestra fe, y que el Estado es laico y las cosas de fe no deben interferir en decisiones legislativas, responde el Papa Francisco: “A veces escuchamos: ‘Ustedes los católicos no aceptan el aborto; es el problema de su fe’. No. Es un problema pre-religioso. La fe no tiene nada que ver con eso. Viene más tarde, pero no tiene nada que ver con eso; es un problema humano. Es un problema pre-religioso. No cargamos en la fe algo que no le pertenece desde el principio. Es un problema humano. Solo dos cosas nos ayudarán a entender esto: dos preguntas. Primera pregunta: ¿es legítimo eliminar una vida humana para resolver un problema? Segunda pregunta: ¿es permisible alquilar un sicario para resolver un problema? La respuesta es tuya. Este es el punto. No vayas a lo religioso en algo que concierne a lo humano. No es lícito. Nunca, nunca elimines una vida humana o rentes a un sicario para resolver un problema” (25-V-2019).
ACTUAR
¿Qué puedes hacer para defender la vida humana desde el seno materno? Educa a tus hijas e hijos en este respeto. Evita tanta ligereza en ver pornografía, que rebaja tus defensas morales y puede hacerte caer en excesos sexuales, con embarazos no deseados. Habla con los diputados que conozcas, para que oigan la voz del pueblo defensor de las mujeres y de los recién concebidos, y no sólo los gritos de grupos anti-vida. Oremos al Espíritu, para que ilumine a los legisladores y defiendan la verdad y la vida.