DAMASCO, miércoles, 25 agosto 2004 (ZENIT.org).- Huyendo de la violencia en Irak, miles de cristianos iraquíes han encontrado domicilio temporal en Siria, muchos con el deseo de emigrar a otros países o de regresar a su país cuando se recupere la estabilidad.
Según revelaba este miércoles la agencia AFP, se calcula que Siria acoge a unos treinta mil iraquíes cristianos. Muchos viven en casas muy pobres o deterioradas en localidades como Jaramana, a seis kilómetros de Damasco.
La inmensa mayoría no tienen trabajo, por lo que viven de ahorros y de ayudas financieras enviadas por familiares exiliados en occidente. Algunos hubieran querido dirigirse a Jordania, pero han encontrado dificultades para recibir el permiso de entrada, según informa esa misma agencia.
La mayoría de estos refugiados quisieran emigrar a Canadá o Australia.
Si bien el régimen de Sadam Husein, así como la guerra y la violencia de los últimos meses había provocado el que miembros de la minoría cristiana iraquí abandonaran el país en años y meses pasados, este éxodo se ha hecho más intenso a partir de inicios de agosto, cuando tuvieron lugar atentados contra iglesias en Irak que provocaron diez muertos.
Cuarenta mil cristianos iraquíes han dejado su país tras estos atentados, informó la ministra iraquí de Desplazados y Emigrados, Pascale Icho Warda, sin precisar cuáles son los países de destino.
Los cristianos, en su mayoría de rito caldeo (en comunión con Roma), representan en torno al 3% de la población de Irak, de unos 24 millones de habitantes.