(zenit – 14 abril 2020).-. El obispado de San Justo ha puesto a disposición de la comunidad varias camas en centros religiosos para acoger a los más necesitados, evitar que aumente el número de personas infectadas y acomodar a las personas con síntomas leves que aún necesitan permanecer aisladas para no continuar propagando el virus.
La diócesis de San Justo se ve muy afectada por las medidas de aislamiento para frenar la propagación del coronavirus, ya que muchas familias se encuentran por debajo del umbral de pobreza y tienen que salir cada día para buscar trabajo y poder llevar alimentos a sus casas, informa la Agencia Fides.
Papel de la Iglesia junto a las autoridades
En este caso, es muy importante el papel de la iglesia y su solidaridad junto a las autoridades nacionales, provinciales y municipales y otras instituciones que también están colaborando. Mons. Eduardo García, obispo de San Justo, destaca el trabajo en los comedores, la asistencia a la población sujeta a medidas estrictas y la acogida en los locales de la diócesis para recibir pacientes que deben permanecer aislados.
“Durante la pandemia, muchas personas no tienen un hogar donde quedarse y la Iglesia los acoge en sus centros”, dijo el obispo. “Muchos son trabajadores que viven de sus salarios diarios y no les queda nada. Sin embargo, el hambre tiene que ser combatida de alguna manera. Es por eso que los comedores y los lugares de asistencia a las personas también se han multiplicado, porque la vida continúa, a pesar de la pandemia”, añadió el prelado.
“Creo que se avecinan tiempos difíciles y todos tendremos que adaptarnos de alguna manera, porque ya hay muchos que viven en dificultades. La necesidad pone negro sobre blanco y debe ayudarnos a tomar conciencia. Como dice el Papa, estamos en la misma barca y debemos ayudarnos unos a otros”, dijo Mons. García, concluyendo: “la palabra de Dios se vive con gestos concretos de solidaridad”.