(zenit – 29 abril 2020).- “Instamos a nuestros líderes políticos y legisladores a considerar las realidades y las necesidades emergentes y apremiantes de las comunidades de trabajadores agrícolas en todo el país durante este tiempo del brote de coronavirus. Para vencer al virus, nadie debe quedar excluido”.
Esta demanda ha sido realizada por cuatro obispos de Estados Unidos encargados del cuidado pastoral de las poblaciones migrantes, que emitiron una declaración en apoyo de los trabajadores agrícolas migrantes durante la pandemia causada por la COVID-19.
La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) difundió ayer, 28 de abril de 2020, el comunicado de los pastores.
“El coronavirus ha cambiado la vida de la mayor parte de las personas del planeta, ya que miles de millones experimentan aislamiento social y cuarentena”, pues “en Estados Unidos, se estima que cerca del 95% de los estadounidenses se han visto afectados por las regulaciones de permanecer en casa”, describe la nota.
Trabajadores esenciales
Los prelados expresan su “sincera gratitud y oraciones por los muchos trabajadores esenciales en todo el país, ayudándonos a recibir nuestros medicamentos, alimentos y a satisfacer otras necesidades fundamentales durante este momento difícil”.
Entre ellos, resaltan “la realidad de las comunidades de trabajadores agrícolas migrantes” y honran “su papel heroico en medio de los muchos desafíos que enfrentan durante esta crisis”.
Más de un millón de trabajadores agrícolas en los Estados Unidos son considerados trabajadores esenciales para mantener a la nación durante esta pandemia, señala el texto. El Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, por su parte, estima que “aproximadamente la mitad de estos trabajadores agrícolas son indocumentados, mientras que otros observadores sugieren que las cifras son mucho más altas”.
Vulnerabilidad ante el coronavirus
“Al igual que muchas poblaciones móviles e itinerantes, los trabajadores agrícolas migrantes indocumentados son particularmente vulnerables al impacto del brote de coronavirus”, explican los pastores.
Y describen que “muchos trabajadores agrícolas migrantes carecen de acceso a seguro de salud, tratamiento médico y opciones de permisos por enfermedad o remunerados; las modalidades de vivienda de los trabajadores agrícolas a menudo están superpobladas con pocas oportunidades de distanciamiento social, incluido el transporte hacia y desde el trabajo, y el Equipo de Protección Personal no siempre está disponible”.
Además, el comunicado apunta a las consecuencias económicas de la pandemia que están teniendo efectos devastadores en estas comunidades: “Con la interrupción y los despidos debido al virus COVID-19, muchos trabajadores agrícolas se encuentran sin ingresos para proveer a sus familias en el futuro inmediato, y otros que de lo contrario se quedarían en casa por problemas de salud se arriesgan a ir a trabajar durante este tiempo como trabajadores esenciales”.
Niños y leyes de migración
El cuidado de niños por el cierre de escuelas es otro aspecto preocupante, “ya que las familias pueden haber perdido opciones asequibles, viables y seguras para el cuidado de sus niños” y, al mismo tiempo, “las realidades de la inestabilidad financiera, el aumento del estrés y la ansiedad durante este tiempo también pueden contribuir a un aumento en los casos de violencia doméstica y explotación laboral”.
En este colectivo migrante también impera el miedo a la aplicación de las leyes de inmigración “que puede disuadir a alguien de buscar la atención médica necesaria, o hablar sobre formas de abusos en el hogar o el lugar de trabajo recurrentes durante este tiempo”.
Signos de esperanza
No obstante, a pesar de todas estas inquietudes, los obispos apuntan que hay “signos de esperanza en la industria agrícola en todo el país”, ya que “muchos productores y agricultores están haciendo todo lo posible para proteger a sus trabajadores y garantizar que se comuniquen e implementen pautas y medidas de sensibilización y distanciamiento social”.
Y extienden su agradecimiento a estas empresas, implorando “que esta tendencia se ejecute en todo el país para la protección básica, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores agrícolas y sus familias”.
Recomendaciones
El comunicado incluye también las siguientes recomendaciones de los miembros del episcopado estadounidense a los líderes políticos del país: “reconocer que todos los trabajadores necesitan acceso a pruebas gratuitas y atención relacionada con el virus COVID-19; asegurarse de que todas las viviendas y el transporte para los trabajadores agrícolas cumplan con las pautas actuales de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en español); proporcionar información sobre salud e higiene adecuadas que sea fácilmente accesible en múltiples idiomas e infografías para trabajadores analfabetos”.
Del mismo modo, aconsejan “asegurar el acceso a la higiene adecuada y protecciones de seguridad en los sitios de trabajo, incluidas las áreas para el lavado de manos, máscaras y otros equipos de protección personal; tener establecido un plan de salud de emergencia en el lugar para garantizar la atención y los protocolos cuando un trabajador contrae el virus COVID-19; y, por último, “honrar la dignidad del trabajo de los trabajadores agrícolas y asegurarse de que se les pague un salario digno, así como ser elegibles para otros beneficios para ayudar a proteger su salud y la salud y seguridad de sus familias en este momento”.
En concreto, los prelados firmantes del comunicado son: el arzobispo Nelson J. Pérez de Filadelfia y presidente del Comité de Diversidad Cultural en la USCCB; Mons. Joseph J. Tyson, obispo de Yakima, presidente del Subcomité de Cuidado Pastoral de Migrantes, Refugiados y Viajeros (PCMRT); Mons. Oscar Cantú, obispo de San José y enlace episcopal de PCMRT para el ministerio de trabajadores agrícolas migrantes; y Mons. Mario E. Dorsonville, obispo auxiliar de Washington y presidente del Comité de Migración.