El Sínodo de los Obispos, reunidos en Roma para afrontar el tema de la familia, escuchó el jueves por la tarde 30 intervenciones entre las previstas y las libres, y el viernes por la mañana a los doce delegados fraternos que participan. Esta tarde, se reunirán de nuevo en los círculos menores, grupos por lenguas, para debatir sobre la tercera parte del Instrumentum Laboris.
La comisión que se encarga de la redacción del texto final, ya está trabajando en la integración de todos los modos propuestos por los círculos menores respecto a las dos primeras partes, aportados en los días pasados.
Así lo ha explicado el padre Federico Lombardi, director de la oficina de prensa de la Santa Sede, durante la rueda de prensa diaria, acompañado por los portavoces para las distintas lenguas.
Durante el debate, “se ha vuelto varias veces sobre la idea de hacer entender que el acompañamiento y la preparación al matrimonio para las parejas cristianas y para esas que viven situaciones difíciles requiere esencialmente la participación de las parejas cristianas, que tienen experiencia y por tanto pueden comunicar una experiencia de forma misionera a los otros y ser los mejores lugares para la acogida”, explicó Lombardi. A propósito, citó una intervención “sobre la sexualidad y la importancia de las relaciones sexuales en la vida de los cónyuges y de la familia, tanto en relación con la reconciliación cotidiana que viven los esposos, como en la dimensión más profunda y eucaristía del don de sí: se reconoce que es la experiencia de las parejas la que debe guiar la Iglesia en este campo para encontrar respuestas porque son las personas que tiene la experiencia más viva”.
De este modo, el portavoz en italiano explicó que las intervenciones de ayer fueron más emotivas por tratarse de “testimonios personales” de los auditores. Entre los temas abordados estuvieron la encíclica de Pablo VI Humanae vitae, las adopciones, parejas sin hijos, huérfanos, nulidad matrimonial o la situación de los divorciados vueltos a casar por lo civil. Se destacó la importancia del vínculo matrimonial y se subrayó la necesidad de una pastoral más adaptada a los tiempos actuales.
Por su parte, el padre Rosica, en inglés, precisó que algunas intervenciones hablaron de la importancia de que las parejas mayores, ya que suponen un testimonio de vida. Asimismo, se llamó la atención sobre el hecho de que los sacerdotes tienen que tener una relación más directa con las parejas. También se abordó el tema de la violencia, el incesto o los abusos sexuales dentro de la familia, señalando que la Iglesia tiene que ser voz para las personas que han sufrido esto.
A propósito de la sexualidad, se indicó que teniendo en cuenta que los sacerdotes son hombres no casados, sería útil que sean los mismos matrimonios los que lleven la formación sobre estos asuntos. Igualmente, se mencionó la importancia de una buena educación sexual en las familias y cómo la Iglesia tiene que ser madre y enseñar el Amor.
El padre Manuel Dorantes, portavoz en español, hizo referencia a una intervención sobre la educación sexual y la preparación al matrimonio, pidiendo que la Iglesia entre a este ámbito de una forma clara, ya que la actual formación sexual es muy negativa y desastrosa. A veces muchos padres de familia no hablan con sus hijos de la belleza de la sexualidad, dejando este papel a la educación pública. A la misma Iglesia le hace falta tomar este papel presentado la buena noticia de la sexualidad humana como un camino de amor y no de pecado.
También intervino en la rueda de prensa uno de los delegados fraternos, el primado de la Iglesia Ortodoxa de Estonia, Stephanos, quien aseguró que la familia es parte de una realidad, la pareja formada entre hombre y mujer, y que en esta diferencia sexual encontramos la realización del acto humano. “No podemos cancelar la diferencia, en la naturaleza no puede haber evolución sin esta diferencia. Por eso la Iglesia tiene un papel que desarrollar, no solo por doctrina si no para llevar adelante la vida”, precisó. Y aseguró que no son han sido solamente espectadores de este Sínodo porque han podido tomar la palabra y compartir una misma preocupación.
Por su parte, otro de los delegados fraternos, el reverendo Timothy Thornton, obispo anglicano de Truro, indicó que el Sínodo está siendo un trabajo común, “nos escuchamos, aprendemos unos de otros, es un verdadero signo de esperanza”. Asimismo reconoció sentirse privilegiado por estar aquí, que ha sido una gran experiencia y que han sido muy bien acogidos. «Ha sido extraordinario escuchar a otras personas y lo que les sucede en sus situaciones», indicó.