El proyecto de planificación familiar (KB) y de control de los nacimientos deseado por el gobierno “es una cosa buena, pero la Iglesia está en contra del uso de anticonceptivos y de la esterilización, propuesto por las autoridades”. Con estas palabras, el p. Aloysius Purwa hadiwardaya Msf, ex decano de la Universidad Católica de Semarang y profesor de Moral en Java Central, comenta los recientes intentos de Yakarta para reducir la tasa de crecimiento nacional destinados a favorecer la economía.
Lo indicó al agencia de noticias Asia News, precisando que la planificación familiar fue uno de los caballos de batalla del ex presidente Suharto, que en sus 32 años de gobierno autoritario (1967-1988) promovió una política de reconocimiento de la ciudadanía solo para los primeros dos hijos de las parejas. Un eventual tercer hijo no sería registrado en el registro civil. Suharto fue premiado por la FAO en Roma en el año 1985 por la disminución de la malnutrición.
Surya Chandra Surapaty, jefe del Consejo nacional para la población y la familia (BKKBN), el mes pasado juzgó “alarmante” la tasa de crecimiento actual, que registra a 4,5 millones de individuos más por año (+1,49%). A causa de la crisis económica y de la devaluación de la moneda nacional, Yakarta considera que el porcentaje de crecimiento demográfico mejor para el desarrollo del país debe ser de 1,15.
La Conferencia Episcopal Indonesia (KWI) recibió al KB como un proyecto positivo para las familias, como instrumento para vivir la paternidad responsablemente, pero siempre se alineó en contra de las medidas abortivas y del uso de anticonceptivos, recordando la naturaleza del acto sexual, caracterizado por ser una “apertura a la vida”. El padre Matheus Mali, profesor universitario de Moral, afirma que “la Iglesia puede aceptar el control de la natalidad solo si se da a través de una abstención natural de la procreación, pero no si se da a través del uso de anticonceptivos”.
El programa KB, explica Surapaty, está indicado fundamentalmente para las zonas menos desarrolladas del país, habitadas, sobre todo, por pescadores desposeídos. Por su parte, el presidente de la industria farmacéutica Bayer en Indonesia declaró que quiere colaborar con el programa en la provisión de “píldoras específicas que producíamos en los años 60”.