La parroquia de Santa Rosa de Lima, en Río de Janeiro ha recibido este domingo la visita del cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, quien se refirió a los desafíos de la evangelización en las grandes ciudades.
El encuentro es el primero de la serie de conferencias sobre El desafío de la paz en las grandes ciudades, organizado por el cardenal arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta, que se realiza hasta el 5 de septiembre próximo y en el que participarán también los cardenales Peter Turkson, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, y Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Durante cuatro días el cardenal Sistach encontrará a las comunidades de los barrios pobres y favelas de la ciudad, y se reunirá con los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos empeñados en obras de evangelización y asistencia a la población.
En un twitt del 20 de agosto el cardenal indica: «Estoy en la Iglesia de Rio Janeiro para encuentros con los responsables de la pastoral para tratar sobre la Iglesia en las grandes ciudades».
El párroco y coordinador de la ‘Pastoral das Favelas’, monseñor Luis Antonio Pereira Lopes indicó en la web de la arquidiócesis, que el objetivo es presentar a la obra de la Iglesia con la población local, que como en tantas otras comunidades sufren de una falta de servicios básicos que son responsabilidad del Gobierno, y lo que constituye “una obra de evangelización de proximidad”.
La experiencia de la parroquia abarca desde la asistencia a las familias necesitadas, la distribución de unos 200 platos de sopa semanales en la Capilla de San Juan Bautista, al trabajo pastoral con la Capilla San Juan Pablo II, que se encuentra dentro de un centro comercial en Irajá. «Nadie puede evangelizar si está muy lejos de la gente; nadie puede educar si no está presente en la rutina de la gente», dijo el padre Luis. Así contactan por ejemplo a quienes van a hacer compras al centro comercial y les invitan a profundizar en la fe católica.
En el 2011, con motivo del jubileo de los 50 años de la parroquial, monseñor Pereira distribuyó 250 azulejos decorativos de Santa Rosa de Lima para fijar en la pared frontal de la casa. Según la tradición, el santo elegido protege la casa.
«Tenemos este hábito que la catequesis sólo puede hacerse dentro de la iglesia, pero también podemos hacerlo en las casas de familia. Dios también quiere sentirse cómodo en nuestros hogares. Lo importante es que sean grupos de católicos practicantes siendo signos de la presencia de Dios».