Uno de cada cinco españoles, el 22,2 por ciento, vive por debajo del umbral de la pobreza, es decir, con menos de 7.961 euros anuales, un porcentaje que ha aumentado dos puntos en un año, y que es más alarmante en el caso de los menores de 16 años, ya que afecta a casi uno de cada tres, 30,1 por ciento. El porcentaje de menores en situación de pobreza ha aumentado 3,4 puntos en un año, lo que ha hecho que su tasa sea 7,9 puntos superior a la del conjunto de la población, mientras que los ingresos de los hogares se han reducido un 2,3 por ciento hasta los 26.154 euros netos anuales, un descenso que no ha parado desde 2009. Son datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que ha publicado este martes su Encuesta de Condiciones de Vida de 2014.
Según esta investigación del INE, hasta el 16,1 por ciento de los hogares españoles manifiesta llegar a fin de mes con mucha dificultad, el 42 por ciento de los hogares no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos, frente al 41 por ciento del año anterior, el 10 por ciento de los hogares tiene retrasos en los pagos a la hora de abonar gastos relacionados con la vivienda principal (alquiler, hipoteca, luz, agua), y el 45 por ciento no puede ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año.
Por lo que se refiere a la pobreza a nivel mundial, los datos proporcionados por el Informe 2013 del Banco Mundial, indican la existencia de 1.220 millones de personas que viven con menos de 1,15 euros diarios. La mayoría de estas personas se ubican en países del llamado tercer mundo. Pero existe una pobreza en los “países ricos”. Estos millones de personas viven en inferioridad de condiciones, con respecto al nivel de vida medio de dichos países. Como se trata de una perspectiva comparada, este enfoque se denomina “pobreza relativa”. Diverso en cambio es el concepto de “pobreza absoluta”, que se aplica a quienes no llegan a un estándar mínimo de vida o consumos mínimos para garantizar la supervivencia.
Frente a las concepciones más clásicas de la pobreza, que ponen el énfasis en el nivel de vida material y en la insuficiencia de renta como factores determinantes, han surgido otros enfoques como el de la “pobreza en términos de capacidades” o el de “exclusión social”, que adoptan una perspectiva más amplia. Un elemento común de estos nuevos enfoques, frente al convencional basado en la renta, es la reivindicación del carácter multidimensional de la pobreza.
Así, la tasa de personas en riesgo de pobreza o exclusión es el principal indicador que usa Eurostat, la oficina estadística europea, para medir el peso de las personas menos favorecidas en una sociedad. Esta referencia (también se denomina Arope, del inglés, at risk of poverty or social exclusion) consta de tres variables: la baja intensidad en el empleo (menos del 20 por ciento del potencial laboral), el riesgo de pobreza (ingresos un 60 por ciento inferiores a la mediana) o una carencia económica severa (no poder ir de vacaciones ni una semana; no permitirse comer carne o pescado al menos cada dos días; ser incapaz de mantener la vivienda a una temperatura agradable; retrasos en el alquiler o la hipoteca; no tener coche, lavadora o televisión). De acuerdo con los datos de población de 2013 (46,7 millones), unos 13,6 millones de personas cumplirían en España alguno de los tres criterios que definen este concepto.
Leer también: Más de 5 millones de personas atendidas por Cáritas Española