Cristiano Ronaldo nació gracias a un objetor de conciencia

La madre del conocido futbolista ha publicado una autobiografía donde cuenta que quiso abortar pero que el médico rechazó intervenir

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Setenta premios individuales, incluyendo dos Balones de Oro y un Fifa World Player, una larga serie de trofeos obtenidos a través de las camisetas del Sporting Lisbona, Manchester United y el Real Madrid. Y aún más, una lista de récords como para requerir una buena dosis de paciencia para los que quieran leerlos todos, así como dos de los más altos honores otorgados por el Estado de Portugal. Un pequeño mérito de estos premios se debe a un desconocido médico portugués. Pequeño como el cuerpo todavía frágil e indefenso que crece día a día en el vientre de una mujer, y tan grande como el noble gesto de quien actúa con profesionalidad y confía en su trabajo y es capaz de salvar una vida humana del aborto.

En 1984, la vida que este hombre salvó fue la de Cristiano Ronaldo, uno de los futbolistas más fuerte y prolífico en cuanto a goles marcados en los últimos años. Fue la misma madre del jugador del Real Madrid y la Selección portuguesa quien ha revelado la historia en su autobiografía, Madre Coraje, presentada el viernes pasado en Portugal. La mujer, que se llama Dolores Aveiro, cuenta en uno de los pasajes más conmovedores del libro su situación al descubrir que estaba embarazada del niño que más tarde se convertiría en el famoso Cristiano Ronaldo.

«En ese momento yo ya tenía 30 años y tres hijos, no me parecía oportuno afrontar un nuevo parto y agrandar la familia, así que recurrí a un médico, pero se negó a intervenir», explica. Era una época lejos del color de rosa en su casa: alimentar a los hijos Hugo, Elma y Cátia Liliana se convertía cada día en un desafío más arduo con un marido, José Dinis, en paro (que murió en 2005 debido al alcohol) y con unos ahorros reducidos al mínimo».

Pero la reticencia y el intento de desanimarla para abortar por parte del médico, no detuvieron el propósito de la mujer, quien intentó igualmente interrumpir el embarazo. Y lo intentó con un «remedio casero» sugerido por una amiga: «Ella me dijo que bebiera cerveza oscura y caliente. Así el niño moriría».

Sin embargo, la cerveza no logró detener la energía vital del corazón que latía en el vientre de Dolores. Después de unas horas de haber tomado la bebida «potencialmente mortal», en el vientre de la madre de Ronaldo seguía reinando la paz como señal de la ineficacia del «remedio casero». Poco a poco, la mujer – ya acostumbrada a lactancias, pañales y llantos nocturnos – decidió tener el cuarto hijo. «Si la voluntad de Dios es que este bebé nazca, que así sea», fue su pensamiento íntimo.

El 5 de febrero de 1985, en una ciudad de las Islas Salvajes, un pequeño archipiélago del Océano Atlántico más cercano a las costas africanas que a las portuguesas, nació Cristiano Rolando. Un niño fuerte y sano que se convertiría en famoso en todo el mundo debido a su singular talento futbolístico.

Un episodio muy delicado, que su madre ha decidido publicar con el permiso previo de su hijo Cristiano. El cual, hoy en día, tiene la fuerza para bromear al respecto: «Mira mamá, tú querías abortar y ahora soy yo el que lleva las riendas de la casa». Y pensar que la tentación de abortar surgió de sus dificultades económicas. Si ese médico no hubiera permanecido fiel a su juramento y por lo tanto firme en su oposición al aborto, hoy en día el mundo del fútbol tendría una estrella brillante menos en su firmamento. Y para mirar el firmamento – se sabe – debemos dirigir la mirada hacia arriba. Es por eso que la objeción de conciencia es siempre un gesto dirigido hacia lo alto.

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Federico Cenci

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