El papa Francisco en su viaje a Molise quiso encontrar también a unos 60 detenidos en la prisión de Isernia. Llegó el un jeep militar abierto, saludando a los miles de fieles que le esperaban en el trayecto.
A las 16,30 el Santo Padre en la ‘Casa Circondariale di Isernia’ fue recibido por el obispo de Isernia-Venafro, Camillo Cibotti; por el arzobispo de Capua, Salvatore Visco, y por el prefecto, autoridades locales y la directora de la cárcel.
El papa Francisco una vez con los presos improvisó unas palabras y no leyó el texto que había preparado, según indicó a la salida del encuentro, el vicedirector de la sala de prensa padre Ciro Benedettini.
En las palabras que no pronunció pero que seguramente están relacionadas con lo que Francisco les dijo, les indicaba “el desafío de la reinserción social” y que por ello es necesario “un camino sea en el externo, en la cárcel y en la sociedad, y también en el interior de la propia conciencia y del corazón”. Les señaló que lo importante era no quedarse quietos, porque el agua quieta se estanca.
Y que cada día es necesario con la ayuda del Señor dar un paso. «Porque Dios es padre, es misericordia nos ama siempre. Él nos perdona, no se cansa de perdonarnos. Nos hace levantar y nos restituye plenamente nuestra dignidad”. Al concluir rezó un Ave María con los detenidos y personal que allí trabaja.
En la cárcel le regalaron también un dibujo realizado por uno de los detenidos, con una especie de arca de Noé con el Papa como timonero. Concluido el encuentro el Santo Padre fue en el jeep descubierto, a la catedral de Isernia, unos diez minutos de recorrido en los que fue saludando a la gente mientras pasaba con el jeep abierto.