Rachel Frenkel es la madre de Naftali, un joven de 16 años que junto a Gilad Shaer y Eyal Yifrah se encuentran desaparecidos desde este 12 de junio. Los tres jóvenes judíos fueron secuestrados en Cisjordania cuando regresaban de escuelas religiosas en una colonia israelí.
Las tres madres, con Rachel como portavoz, han acudido al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, para pedir a la comunidad internacional que les ayude a traer a los tres chicos a su casa con las familias.
«Mi nombre es Rachel Frenkel, y vivo en Israel. He venido hoy aquí como una madre. Hace doce días, mi hijo Naftali, y otros dos estudiantes adolescentes, Eyal Yifrah y Gilad Shaer –cuyas madres están sentados detrás de mí– fueron secuestrados de camino a casa regresando de la escuela. Desde entonces, no hemos oído nada, no hay noticias, no hay señales de vida», indicó la mujer.
La madre explica lo que sucedió aquel día: «mi hijo me envió un mensaje, dijo que estaba de camino de regreso a casa, y luego no supe más nada. La pesadilla de cualquier madre es esperar y esperar sin cesar por su hijo que vuelve a casa». Por otro lado expresa «nuestra profunda gratitud a las cadenas de oración, el apoyo y la energía positiva, que ha llegado desde todo el mundo».
Aprovechando la ocasión de estar presente en esta asamblea, la señora Frenkel dio las gracias al Secretario General de la ONU «por condenar el secuestro de nuestros muchachos, expresando su solidaridad con las familias, y pidiendo su liberación inmediata». Asimismo, dio las gracias a Cruz Roja Internacional «por establecer claramente que el derecho internacional humanitario prohíbe la toma de rehenes, y por exigir la liberación inmediata e incondicional de nuestros muchachos».
Al mismo tiempo, la madre de Naftali afirmó en su discurso que cree que «se puede hacer mucho más y se debe hacer por muchos otros». Y añadió: «Es por eso que nosotras, las tres madres hemos venido hoy aquí –ante las Naciones Unidas y ante el mundo– para pedirle a todos, que hagan todo lo posible para traer de vuelta a nuestros chicos», afirmó Rachel.
Al finalizar, señaló que «no es correcto llevarse a los niños, chicos o chicas inocentes y utilizarlos como instrumentos de lucha. Es cruel. Este Consejo está encargado de proteger los derechos humanos. Quiero preguntar: ¿Todos los niños no tienen derecho a regresar a casa de forma segura desde la escuela? Sólo les queremos de vuelta en nuestras casas, en sus camas. Sólo queremos abrazarlos de nuevo».
Este duro episodio en el conflicto Israel-Palestina llega poco más de dos semanas después del día 8 de junio, cuando los jardines del Vaticano acogieron un acontecimiento excepcional: el entonces presidente de Israel, Shimon Peres, y el presidente de Palestina, Mahmud Abbas, se reunieron en el Vaticano por invitación del papa Francisco para realizar una oración por la paz.
El Santo Padre realizó esta invitación durante su viaje a Tierra Santa, cuando le pidió a ambos mandatarios «elevar juntos una intensa oración pidiendo a Dios el don de la paz. Ofrezco mi casa en el Vaticano para acoger este encuentro de oración». La oración no fue interreligiosa, sino que cada uno rezó según sus creencias y costumbres, mientras los demás respetaban en silencio.
En esa ocasión en el Vaticano, Francisco observó que «para conseguir la paz, se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no al doblez. Para todo esto se necesita valor, una gran fuerza de ánimo».