(ZENIT Noticias / Lisboa, 09.08.2023).- Uno de los testimonios públicos que más conmovieron a los participantes en la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa fue el de una joven de Mozambique, Marta Luiz, una chica que junto a su familia ha padecido la persecución y tuvo que abandonar su aldea. Además de haber vivido el asesinato de su padres, Marta huyó con su madre y hermanos para conservar la vida. El testimonio lo dio la tarde del sábado 5 de agosto ante el Papa y 1 millón y medio de jóvenes, en el contexto de la vigilia. Ofrecemos a continuación el testimonio de Marta en lengua española.
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Me llamo Marta, tengo 18 años. Vengo de Mozambique, de la provincia de Cabo Delgado, donde nos enfrentamos a una guerra que dura ya cinco años. Pertenezco al distrito de Muidumbe, en una región llamada Planalto do Povo Maconde. Asisto a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, también conocida como Misión de Nangololo. Vengo de una familia sencilla y pobre. Perdí a mi padre muy pronto, sólo tenía siete años. Tras la muerte de mi padre, mi madre y sus cuatro hijas continuaron su misión. Estudié en la escuela de la comunidad y participé en la vida parroquial, donde fui monaguillo y también asistí a las reuniones de confirmación.
En la región del norte, donde vivíamos, habíamos oído hablar de los atentados terroristas en otros lugares cercanos a nuestro distrito, pero nunca imaginamos que nosotros también podríamos ser atacados.
El 7 de abril de 2021, por la mañana, los terroristas atacaron nuestro pueblo. Huimos con toda nuestra familia al bosque. Nos escondimos allí durante cuatro días. Cuando supimos que los terroristas se habían ido, volvimos a casa. Pasamos el día en casa y por la noche, por miedo, volvimos a dormir al bosque. Rezábamos mucho pidiendo a Dios que nos librara de todo mal, y que nos diera fuerzas para superar aquel momento difícil. No dormíamos en toda la noche, pero rezábamos el Ave María y el Padre Nuestro, pidiendo al Señor que no permitiera que ocurriera lo peor en las casas de la gente. Después del atentado de abril, continuamos nuestra vida en el pueblo, pero el 31 de octubre de 2021, los terroristas volvieron a atacar. Este ataque fue muy violento. Volvimos a huir hacia el bosque. Caminamos durante mucho tiempo sin saber qué hacer. No teníamos comida ni agua. Estábamos muy hambrientos. Los terroristas nos encontraron en el bosque y dispararon al aire. No hirieron a nuestra familia, pero estábamos muy asustadas y huimos.
Con mucha dificultad conseguimos llegar a la provincia de Nampula, donde nos recibieron algunos familiares. Cuando estábamos en la selva, rezábamos mucho. En ningún momento perdimos la fe. Pedí a Dios que nos ayudara y que eliminara todo el mal del mundo y que las personas que estaban causando esta guerra cambiaran de vida. La gente de nuestros pueblos está muy dispersa. Nos acogieron bien en las parroquias donde fuimos a vivir, pero echamos mucho de menos nuestro pueblo y nuestras costumbres, canciones y bailes. Pero en medio de tanto sufrimiento, nunca hemos perdido la fe y la esperanza de que un día volveremos a reconstruir nuestras vidas.
Traducción del original en lengua portuguesa realizada por el director editorial de ZENIT.