el Papa recibió en audiencia especial en el Aula Pablo VI del Vaticano a los miembros de las Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos Foto: Vatican Media

5 características del estilo de la asociación de trabajadores italianos contadas por el Papa

Discurso del Papa a los miembros de las Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos (ACLI)

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 02.06.2024).- La mañana del sábado 1 de junio el Papa recibió en audiencia especial en el Aula Pablo VI del Vaticano a los miembros de las Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos, en ocasión de su 80 aniversario. Ofrecemos a continuación una traducción al español del discurso que les ofreció el Papa sobre cinco características del estilo de las asociaciones:

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Me complace darles la bienvenida con motivo de la celebración de su 80 aniversario. Es una historia larga y rica, que atestigua vuestro compromiso y dedicación al servicio de la comunidad. Con ochenta años, sois un poco más jóvenes que yo, pero vuestra trayectoria es muy significativa; y este aniversario es una buena ocasión para repasar vuestra historia, con sus alegrías y sus momentos difíciles, y expresar gratitud. Junto a vosotros, doy gracias al Señor que os ha acompañado y sostenido en este camino, inspirando también a tantas personas que, a través de las ACLI, han dedicado su vida al servicio de los trabajadores, de los pensionistas, de los jóvenes, de los extranjeros y de tantos que se encuentran en situaciones de necesidad. Las ACLI son un lugar donde es posible conocer a los «santos de al lado», que no acaban en las portadas de los periódicos, pero que a veces realmente cambian las cosas, ¡para mejor!

Esta historia es un patrimonio del que extraer energía vital para mirar hacia adelante con esperanza y determinación. En ella encontramos los valores que inspiraron a vuestros fundadores y que generaciones de aclistas han encarnado a lo largo de los años mediante una importante presencia en la sociedad. En este sentido, hoy me gustaría centrarme en cinco características de vuestro estilo, que considero fundamentales en vuestra trayectoria.

La primera es el estilo popular

No se trata sólo de estar cerca del pueblo, sino de ser y sentirse parte del pueblo. Significa vivir y compartir las alegrías y los retos cotidianos de la comunidad, aprender de los valores y la sabiduría de la gente sencilla. Un estilo popular implica reconocer que los grandes proyectos sociales y las transformaciones duraderas vienen de abajo, del compromiso compartido y de los sueños colectivos. Pero la verdadera esencia del pueblo reside en la solidaridad y el sentido de pertenencia. En el contexto de una sociedad fragmentada y una cultura individualista, tenemos una gran necesidad de lugares donde la gente pueda experimentar este sentido creativo y dinámico de pertenencia, que ayuda a pasar del «yo» al «nosotros», a desarrollar juntos proyectos para el bien común y a encontrar formas y medios para alcanzarlos. Esta es la vocación de vuestros «círculos»: abrir puertas, mantenerlas abiertas, acoger a las personas, permitirles construir lazos de solidaridad y sentido de pertenencia, emprender juntos un camino de integración que desarrolle «una cultura del encuentro en una armonía pluriforme» (Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 220).

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Segunda característica: el estilo sinodal

Trabajar juntos, colaborar por el bien común es fundamental. De este estilo sinodal da testimonio la presencia de personas que pertenecen a horizontes culturales, sociales, políticos e incluso eclesiales diferentes, y que hoy están aquí con vosotros. Pero también es un estilo que os pertenece estructuralmente porque, como escribió vuestro Presidente al presentaros, sois un conjunto de asociaciones «multiformes e inquietas». Esto es hermoso: sois multiformes e inquietos, y esto es algo hermoso. Esto es hermoso: la variedad y la inquietud -en un sentido positivo- que os ayuda a caminar juntos entre vosotros y también a mezclaros con otras fuerzas de la sociedad, trabajando en red y promoviendo proyectos compartidos. Os pido que lo hagáis cada vez más y que prestéis atención a los débiles de la sociedad, para que nadie se quede atrás.

La tercera característica: un estilo democrático

La fidelidad a la democracia ha sido siempre una seña de identidad de la ACLI. Hoy la necesitamos tanto. Democrática es aquella sociedad en la que realmente hay sitio para todos, en la realidad de los hechos y no sólo en las declaraciones y sobre el papel. Por eso es importante todo el trabajo que hacéis, sobre todo para apoyar a los que corren el riesgo de ser marginados: los jóvenes, a los que dedicáis especialmente vuestras iniciativas de formación profesional; las mujeres, que a menudo siguen sufriendo formas de discriminación y desigualdad; los trabajadores más frágiles y los emigrantes, que en la ACLI encuentran a alguien capaz de ayudarles a que se respeten sus derechos; y, por último, las personas mayores y los pensionistas, que con demasiada facilidad se encuentran «descartados» por la sociedad, y esto es una injusticia. A estas personas les prestáis un importante servicio, que no sólo debe permanecer en el ámbito de la asistencia, sino promover la dignidad de cada persona y la posibilidad de que cada uno aporte sus propios recursos y su contribución.

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Cuarto: un estilo pacífico, es decir, como pacificadores

En un mundo ensangrentado por tantas guerras, sé que comparto vuestro compromiso y vuestra oración por la paz. Por eso os digo: que la ACLI sea la voz de una cultura de paz, un espacio en el que afirmar que la guerra nunca es «inevitable» mientras que la paz siempre es posible; y que esto es cierto tanto en las relaciones entre los Estados como en la vida de las familias, las comunidades y los lugares de trabajo. El cardenal Martini, durante una vigilia de oración por la paz, subrayó la capacidad de «interceder», es decir, de interponerse entre las partes en conflicto, poniendo la mano en el hombro de ambas y aceptando el riesgo que ello conlleva (Un grido di intercessione, 29 de enero de 1991). Construye la paz quien sabe adoptar una postura clara, pero al mismo tiempo se esfuerza por tender puentes, escuchar y comprender a las distintas partes implicadas, promoviendo el diálogo y la reconciliación. Interceder por la paz es algo que va mucho más allá del mero compromiso político, porque exige ponerse en juego y asumir un riesgo. Nuestro mundo, lo sabemos, está marcado por conflictos y divisiones, y vuestro testimonio como pacificadores, como intercesores por la paz, es tan necesario y valioso como siempre.

Por último, un estilo cristiano

Lo menciono en último lugar, no como un apéndice, sino porque es la síntesis y la raíz de los demás aspectos que hemos tratado. ¿A quién podemos mirar para comprender lo que significa ser plenamente pacificadores, si no es al Señor Jesús? ¿Dónde podemos encontrar inspiración y fuerza para acoger a todos, si no es en la vida de Jesús? Asumir un estilo cristiano significa, pues, no sólo prever un tiempo de oración en nuestras reuniones: esto está bien, pero debemos hacer más; asumir un estilo cristiano significa crecer en la familiaridad con el Señor y en el espíritu del Evangelio, para que impregne todo lo que hacemos y nuestra acción tenga el estilo de Cristo y lo haga presente en el mundo. En particular, ante las visiones culturales que amenazan con anular la belleza de la dignidad humana y desgarrar la sociedad, os invito a cultivar «un nuevo sueño de fraternidad y amistad social que no se limite a las palabras» (Lett. enc. Fratelli tutti, 6). Es el sueño de san Francisco de Asís y de tantos otros santos, de tantos cristianos, de tantos creyentes de toda fe. Hermanos y hermanas, ¡que sea también vuestro sueño!

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Queridos amigos de las ACLI, os agradezco vuestro compromiso y os animo a llevarlo adelante con valentía. Que el Espíritu Santo siga haciendo fecundo vuestro trabajo y os guíe en vuestro servicio a la comunidad. Adelante con alegría y esperanza. Os bendigo de corazón. Por favor, no olvidéis rezar por mí. Gracias.

Traducción del original en lengua italiana realizada por el director editorial de ZENIT.

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Redacción Zenit

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