MADRID, 10 abril 2001 (ZENIT.org).- La otra mitad del mundo, llegada a los estudios teológicos hace poco tiempo, tiene una mirada que completa y complementa la de los varones. Hacer teología en clave de mujer es el objeto de una colección de la editorial Desclée De Brouwer (www.desclee.com), dirigida por Isabel Gómez-Acebo, casada y madre de seis hijos, miembro fundador de la Asociación de Teólogas Españolas.
El libro «Así vemos a Dios», el último de esta colección, recién publicado cuenta con la colaboración de otras cinco expertas en la materia y supone una nueva aportación a la actual reflexión sobre el rostro de Dios.
La Asociación de Teólogas Españolas recuerda que «el principal problema que tienen las mujeres para hablar de Dios es que todo el lenguaje y las categorías acuñadas se han hecho por varones, y desde los valores que éstos consideran como excelsos: omnipotencia, trascendencia, luminosidad… lo que choca de frente con la sensibilidad de los débiles –donde tradicionalmente nos encuadramos las mujeres– que ven a un Dios inmanente compartiendo la vida del sufrimiento».
Los títulos son de por sí sugerentes: «El Dios creador», de Felisa Elizondo; «El Dios desconcertante. En algunos textos del AT», de María Claustre Solé; «El Dios sufriente» , de Carmen Aparicio; «El Dios relacional. El encuentro y la elusividad de un Dios comunicativo», Trinidad León; y «De ternuras y fidelidades. El Dios de entrañas compasivas», de Elisa Estévez.
«Desde hace poco más de 40 años –dice Isabel Gómez-Acebo en la presentación del libro–, el número de mujeres que ha entrado en el campo de la teología, y por ello del pensamiento sobre Dios, ha crecido. Todavía son pocas, especialmente si se comparan a los varones, pero las hay, algo impensable hace unos años. Su existencia nos empuja a cuestionarnos sobre los tipos de problemas de expresión con los que se encuentran y si son semejantes a los de las mujeres de ayer».
La teóloga piensa que esta dificultades siguen en la actualidad porque, afirma, «estamos en una fase en la que todavía no se han creado categorías de lenguaje que expresen al Dios en el que creemos muchas mujeres. Hablar de la debilidad o de la inmanencia de Dios sigue creando rechazo en muchos círculos, a pesar de que nuestro redentor murió fracasado en una cruz».