A través de esta iniciativa, «invita a las compañías petroleras implicadas en la explotación, la producción y la comercialización del petróleo en Sudán a suspender inmediatamente sus actividades hasta que se alcancen las condiciones necesarias para una paz justa y duradera, y las víctimas de los desplazamientos forzosos puedan regresar a sus lugares de origen».
Asimismo, las organizaciones que apoyan la campaña hacen un llamamiento a «aquellas compañías extranjeras propietarias de concesiones inactivas, como es el caso de Total-Fina-ELF, a que se abstengan de toda actividad mientras no se suscriba un acuerdo de paz en Sudán y a que denuncien públicamente toda violación de los derechos humanos, como los bombardeos de objetivos civiles y los desplazamientos forzosos de población».
Actualmente, y según datos de la FAO, tres millones de sudaneses necesitan ayuda alimentaria inmediata. Además, y de acuerdo con el SCIO (Oficina de Información Católica para Sudán), prosiguen los bombardeos sobre objetivos civiles, en contra de las declaraciones oficiales realizadas el pasado 24 de mayo por el Gobierno de Jartum de suspender las incursiones aéreas.
Cáritas Francia recuerda que los ingresos del petróleo dan apoyo económico a un conflicto que, hasta la fecha, arroja un escandaloso saldo de 2 millones de muertos.