CIUDAD DEL VATICANO, domingo 18 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI viaja del 22 al 25 de septiembre a Alemania para mostrar que “donde está Dios, ahí hay futuro”, explica su portavoz.
Este es precisamente el lema de la vigésimo primera visita apostólica internacional de este pontificado, que llevará al papa alemán por Berlín, Erfurt, y Friburgo de Brisgovia.
En el último editorial de Octava Dies, semanario del Centro Televisivo Vaticano, el padre Federico Lombardi, SI, explica que el viaje papal tiene lugar “en tiempos de preocupaciones por el futuro: futuro del planeta Tierra y de la vida sobre él, futuro de la economía mundial y de la paz entre los pueblos, futuro de Europa y de las naciones que de ella forman parte, futuro de los jóvenes y de los niños que se asoman a la vida”.
“Al visitar su país, Alemania, por muchos vista sobre todo como potencia remolcadora en el Viejo Continente, pero donde la fe cristiana aparece en rápida disminución, el Papa ha elegido para su viaje el lema Donde está Dios, ahí hay futuro”, explica el padre Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede.
“Son las palabra clave de su homilía en el Santuario austriaco de Mariazell hace cuatro años, cuando interpretó la crisis demográfica de Europa como un signo de falta de confianza en el futuro y afirmó: “Pero la tierra sólo se quedará sin futuro cuando se apaguen las fuerzas del corazón humano y de la razón iluminada por el corazón, cuando el rostro de Cristo deje de resplandecer sobre la tierra. Donde está Dios, ahí hay futuro”.
El padre Lombardi recuerda que “desde el primer día de su elección, el papa Benedicto nos explicó que el anuncio del primado de Dios habría sido la primera prioridad de su pontificado. ¿Quién es Dios? ¿Cómo ver su rostro? ¿Dónde encontrarlo y cómo hablar con él? ¿Cómo orienta la relación con Dios la vida de cada persona y su responsabilidad en la sociedad, fundamentando la búsqueda de la justicia y del derecho?”.
“Dios no es ajeno a la vida –recuerda el portavoz vaticano–. No nos debemos esperar del Papa respuestas a estas cuestiones marginales, sino a las esenciales. Al recorrer un país donde la negación totalitaria de Dios ha demostrado sus consecuencias más extremas, reflexionaremos juntos sobre cómo comprometernos –como personas, como creyentes en Dios, como cristianos y como católicos– en la construcción de un futuro digno del hombre”.