JERUSALÉN, martes 12 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI “no pierde ninguna ocasión para recordar a todos, en todas las sedes, la importancia y la sensibilidad” de Oriente Medio, “subrayando también los derechos fundamentales que tienen ambas poblaciones, y haciéndolo con mucha claridad”.
“Por esto hay gran gratitud por parte de la población” hacia él, afirmó ayer el padre Pierbattista Pizzaballa, Custodio de Tierra Santa, en una entrevista hecha pública por Radio Vaticano.
La acción del Papa, observó el Custodiom es particularmente importante en un momento en el que la situación de Oriente Medio se ha convertido aún en más espinosa a causa de la decisión del Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu de construir una barrera a lo largo de la frontera con Egipto para impedir la netrada a los inmigrantes clandestinos procedentes de África y a los que ha definido como “terroristas”.
El premier ha asegurado, no obstante, que Israel seguirá acogiendo a los prófugos que proceden de zonas en conflicto.
Según el Custodio, el muro – pensado sobre el modelo de los ya existentes en la Franja de Gaza y en Cisjordania – no tendrá grandes repercusiones sobre la frontera: “aunque ahora no hay una barrera, es ya un lugar custodiado. La barrera servirá para acentuar la separación, la impenetrabilidad de la frontera”.
Israel, recordó, es ya de hecho “un enclave separado respecto a todo el resto de Oriente Medio”.
Esta actitud, admitió, “ha conseguido efectos”, pues “hay que reconocer honradamente que los atentados han desaparecido casi por completo”.
Sin embargo, los muros, denunció el padre Pizzaballa, son con todo extremadamente deletéreos desde el punto de vista social y humano.
Para la población palestina, recordó, los efectos “son dramáticos, porque están separados de las escuelas, del trabajo, de las actividades: comunidades enteras están divididas”.
“El muro bloquea la vida de centenares de miles de palestinos. Sobre todo en las zonas entre Jerusalén y Belén, el muro separa a los niños de la escuela, a la gente del hospital, a los hombres de los puestos de trabajo, creando serios problemas para la vida normal de cada día”.
En este contexto, comentó, es necesario “que la Iglesia continúe, como está haciendo el Papa, y así también los obispos, estando presente ante todo con la oración, pero también con una fuerte acción sobe los medios de comunicación y sobre las autoridades políticas, para que esta realidad no sea olvidada sino que se afronte con la serenidad necesaria”.
El muro entre Israel y Egipto requerirá dos años de trabajo, y costará alrededor de 270 millones de dólares.