ROMA, viernes 21 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Con ocasión ocasión para la Jornada del diálogo judío-cristiano, que se celebra en Italia el 17 de enero, antes de comenzar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, la edición italiana de ZENIT publicó la entrevista concedida por el Rabino jefe de la comunidad judía de Roma, Riccardo Di Segni, al programa Cristiandad de Rai Internazionale. Ofrecemos ahora la versión española:
– Honra a tu padre y a tu madre: pero ¿de quién somos hijos?
Di Segni: Según nuestra tradición tenemos dos padres biológicos, y la Tradición nos dice que en realidad los participantes son tres, está la parte divina y la parte biológica, y pueden existir también las partes educativas que no se reservan a los padres. A veces los padres incluso pueden ser extraños o negativos en un proceso educativo. Por tanto la “paternidad o maternidad” es un concepto que se amplía.
– Muchos comentarios dicen que del mandamiento “Honra a tu padre y a tu madre” derivan todos los demás. ¿Qué significa honrar al padre y a la madre?
Di Segni: Según la tradición hay una relación de respeto que se establece en formalidades importantes, por las que se debe reconocer al progenitor una autoridad a respetar en lo que sea. Además hay una relación que se puede convertir en una relación de apoyo, sea material o en un sentido más amplio, en el curso de los años, cuando las relaciones se invierten: de pequeños se es absolutamente dependiente de los padres y cuando los años pasan, son los padres los que de alguna manera dependen de los hijos. De manera que en este momento el respeto por los padres es una tarea más importante todavía.
– En las lenguas semíticas la palabra “Misericordioso”, que define al Omnipotente, tiene la misma raíz, rachem en hebreo, rahim en árabe, que la palabra útero, e indica la actitud de la madre que acoge al hijo en su seno. En la Biblia se compara a Dios con un madre que no se olvida de sus hijos, como recordó Juan Pablo I. Por tanto ¿la maternidad define la misericordia divina?
Di Segni: Digamos que en una representación esquemática existe – en la imagen que tenemos del Divino- una parte de justicia, de severidad y una parte de amor. En esta oposición, o síntesis, de aspectos distintos se podría decir que prácticamente la parte masculina representa el amor. Existe también apoyo lingüístico que lo confirma. Pero es la misma Biblia la que usa la expresión de que Dios tiene misericordia de nosotros como un Padre tiene misericordia de sus hijos “Rachem aw alwalim”. Por tanto no hay exclusividad en la Misericordia, como no existe la exclusividad en la Justicia.
– Entonces, ¿qué significa ser hermanos? ¿Los cristianos y los judíos tienen un Padre y una Madre en común?
Di Segni: La humanidad entera tiene un padre y una madre en común, si es que tiene sentido la historia de la Biblia de que la humanidad deriva de Adán y después de Noé, todo cuanto debemos reconocer en un predecesor común y que ninguna persona puede aceptar – como dicen nuestros textos- es ser superiores al otro, porque tenemos un origen en común. En este sentido toda la humanidad es fraterna. Existen, además, tres grupos de lazos humanos unidos más estrechamente, e indudablemente la relación que existe entre judíos y cristianos es de especial cercanía, pudiendo ser representada con la imagen de la fraternidad, con todos los altos y bajos que existen en una relación fraternal
– La palabra diálogo puede tener un sentido fuerte y uno débil. Puede ser, digamos un diálogo diplomático que no incida en la vida, y un diálogo que implica y cambia a la persona entera. La relación entre el hombre y Dios en la Biblia es, a menudo, un diálogo dramático. ¿Cómo define, por tanto, el diálogo entre cristianos y judíos?
Di Segni: Diría que es una necesidad de la que no se puede huir, aunque como experiencia es difícil porque debe superar toda una serie de escollos colocados por la historia, la teología y la cotidianidad. El hecho de que sea difícil no nos debe eximir de afrontarlo teniendo un mínimo de esperanza y un mínimo de serenidad, ya que de ésto puede salir algo positivo.
– Usted vivió las visitas d Juan Pablo II a la Sinagoga y acogió el año pasado a Benedicto XVI, ¿qué resume dde estos encuentros?
Di Segni: Han sido visitas muy diferentes. Diferentes por la época y la personalidad. La primera fue un acontecimiento trascendental que marcó, simbólicamente, un punto de inflexión en la historia. La segunda, un evento ue confirmó esta línea de actuación. Hay en estos acontecimientos…aunque el último no fue un evento en el que todo hay funcionado pacificamente, hubo polémicas alrededor, y yo insistí mucho en que se realizase porque creo que lo que nos deja es la sensación de que más allá de lo que nos divide, existen elementos comunes y obligaciones comunes, y sobre todo éstas últimas, de caminar unidos, de las que no podemos huir.
– Cuando Benedicto XVI llegó a la Sinagoga se detuvo delante de las lápidas que recuerdan a los judíos romanos deportados. La jornada de la Memoria ¿es un recuerdo necesario o una advertencia actual?
Di Segni: Es necesariamente las dos cosas. La Jornada de la Memoria significa que es necesario detenerse para reflexionar, entender lo que sucedió, recordarlo y además -como deberían ser todas las jornadas de la memoria- no permanecer en el pasado sino que proyectarlo al futuro y ya que ésto es un problema que incide en la salud de lasociedad es absolutamente necesario detenerse para reflexionar.
– ¿Piensa que la libertad religiosa está en peligro, la vida de los creyentes amenazada por causa de la Fe?
Di Segni: Absolutamente sí.
– ¿De donde viene el peligro?
Di Segni: Viene de toda forma posible de intolerancia, que puede ser intolerancia política, intolerancia de regímenes dictatoriales o también intolerancia religiosa.
– La religión, a su juicio, ¿es un motivo o un pretexto para la guerra y la violencia?
Di Segni: ¡Ah! Puede ser cualquiera de las dos. A veces puede ser una excusa fácil pero otras veces es la misma estructura religiosa la que es intolerante.¿Por qué hablamos de religión como si por definición fuese una cosa bella? Es necesario discutir la religión, sufrirla, verla y también mejorarla en cualquier modo.
– ¿Cómo viven la relación entre las tres grandes religiones monoteístas, los italianos que se encuentran en contacto con otras culturas, que viven en otras partes del mundo?
Di Segni: Viajar por el mundo es una gran lección para entender las diferencias. Hoy Italia ya no es tan regionalista, el paisaje humano que captamos caminando por las calles de cualquier ciudad italiana ha cambiado mucho respecto a veinte años atrás. Conocer las diferencias es fundamental para entender que la humanidad no se detiene a quien tiene la cara igual que la mía, que debemos asumir que existen estas diferencias – sobre todo- y luego aprender a convivir.
– La diversidad ¿es un peligro o una riqueza?
Di Segni: La diferencia debe ser una riqueza.
– Nos están viendo también en Israel. ¿Mandaría un mensaje a los judíos italianos que han hecho Alià, qué han vuelto a la tierra de Israel?
Di Segni: Son hermanos cercanos y compartimos las esperanzas y las experiencias, nos dirigimos a ellos siempre con afecto.
– El profeta Zacarías y también Isaías, si no me equivoco, hablan de un día en el que judío y gentiles comerán juntos bajo la tienda en la fiesta de Sukkot, que recuerda la peregrinación por el desierto. ¿Esta mesa común es una utopía o una profecía que de alguna manera obra ya en el presente?
Di Segni: El judaísmo vive de utopía y por tanto el hecho de que sea una utopía no significa q
ue sea algo que no se cumplirá sino todo lo contrario y en nuestras oraciones confirmamos el concepto de que ninguna cosa dicha por boca de los profetas ha venido a menos, o sea que antes o después puede realizarse. De alguna manera alguna cosa pequeña se hace, aunque nos queda mucho por recorrer.
– El desierto es grande todavía…
Di Segni: Sí. Pero el desierto puede ser una situación ideal.
[Traducido del italiano por Carmen Álvarez]