WASHINGTON, jueves 24 de septiembre de 2009 (ZENIT.org)- A veces no hay fuegos artificiales. Los puntos de inflexión pueden pasar en silencio, casi inadvertidos. Podría ser así con el «Gran Cisma», la más seria división en la historia de la Iglesia. El final del cisma podría llegar más rápidamente y más inesperadamente de lo que la mayoría imagina.
El pasado 18 de septiembre, en Castel Gandolfo, el palacio de verano de los Papas situado a unos 30 km de Roma, un arzobispo ortodoxo ruso llamado Hilarion Alfeyev, 43 años (un erudito, teólogo, experto en liturgia, compositor y amante de la música), se encontró con Benedicto XVI, 82 años (también un erudito, teólogo, experto en liturgia y amante de la música) durante casi dos horas, de acuerdo con fuentes bien informadas. (Por ahora no hay fuentes «oficiales» sobre este encuentro – la Santa Sede aún no ha hecho público un comunicado oficial sobre el encuentro).
El silencio sugiere que lo que se habló fue importante – quizás tan importante que la Santa Sede cree que aún no es prudente revelar públicamente lo que se trató.
Pero hay numerosas «señales» de que el encuentro fue destacadamente armonioso.
Si es así, esta reunión del 18 de septiembre podría haber marcado un punto de inflexión en las relaciones entre la «Tercera Roma» (Moscú) y la «Primera Roma» (Roma), divididas desde el 1054.
El arzobispo Hilarión estuvo en Roma cinco días la pasada semana, como representante del nuevo Patriarca Ortodoxo ruso Kirill de Moscú.
Una persona clave a la que el arzobispo Hilarión encontró fue al cardenal Walter Kasper. El 17 de septiembre, el cardenal dijo a Radio Vaticano que él y el arzobispo Hilarión tuvieron «una conversación muy tranquila».
El cardenal Kasper también reveló algo sorprendente: que él había sugerido al arzobispo que las Iglesias ortodoxas formasen una especie de «conferencia episcopal a nivel europeo» que podría constituir un «interlocutor directo para cooperar» en futuros encuentros.
Esto sería un paso revolucionario en la organización de las Iglesias ortodoxas.
¿Encuentro entre el Papa y el Patriarca?
El cardenal Kasper dijo que un encuentro entre el Papa y el Patriarca no está en la agenda inmediata, y que seguramente no tendría lugar en Moscú o en Roma, sino en algún lugar «neutral» (Hungría, Austria y Bielorrusia son algunas posibilidades).
El propio arzobispo Hilarión reveló mucho de cómo se estaba desarrollando su visita a Roma cuando mantuvo un encuentro en la noche del 17 de septiembre (antes de su encuentro con el Papa) con la Comunidad de San Egidio, un movimiento católico conocido por su trabajo con los pobres de Roma.
«Vivimos en un mundo descristianizado, en un tiempo que algunos definen – erróneamente – como post-cristiano», afirmó el arzobispo Hilarión. «La sociedad contemporánea, con su materialismo práctico y su relativismo moral, es una oportunidad para todos nosotros. El futuro de la humanidad depende de nuestra respuesta… Ahora más que nunca, los cristianos debemos estar unidos».
Un informe de Interfax, reveló el 18 de septiembre que el arzobispo Hilarión habló con el Papa sobre «cooperación entre la Ortodoxia Rusa y las Iglesias católico-romanas en el área de los valores morales y de la cultura» – en particular durante las Jornadas de Cultura Espiritual Rusa, un tipo de exposición con conferencias programadas para la primavera de 2010 en Roma. (Uno podría imaginar que el Papa mismo podría asistir a esa exposición).
En memoria de la visita, el arzobispo Hilarión regaló al Papa una cruz pectoral, realizada en los talleres de al Iglesia Ortodoxa Rusa, según informó Interfax.
El 21 de septiembre, una noticia de Interfax proporcionaba detalles sobre las declaraciones de Hilarión esa mañana en las catacumbas de San Calixto.
«Negados por el mundo, lejos de los ojos humanos, en el profundo suelo de las cavernas, los primeros cristianos romanos realizaron la hazaña de la oración», dijo Hilarión. «Sus vidas produjeron el fruto de la santidad y de su heroísmo martirial. La Santa Iglesia se construyó sobre su sangre derramada por Cristo».
Entonces la Iglesia salió de las catacumbas, pero la unidad cristiana se perdió, dijo el arzobispo.
El arzobispo Hilarión dijo que el pecado humano es la causa de todas las divisiones, y que la unidad cristiana sólo podrá restablecerse por el camino de la santidad.
«Cada uno de nosotros, desempeñando conscientemente la tarea que la Iglesia nos ha encomendado, está llamado a contribuir personalmente al tesoro de la santidad cristiana y a trabajar para lograr la unidad cristiana que Dios nos mandó», dijo el arzobispo.
Un segundo informe de Interfax, ese mismo día, añadió más información sobre el encuentro con el Papa.
Creciente influencia
«Durante la conversación con el Papa Benedicto XVI, el arzobispo Hilarión de Volokolamsk habló sobre el estatus de los creyentes ortodoxos en la Ucrania occidental, en la que tres diócesis ortodoxas habían sido casi eliminadas como resultado de las acciones coercitivas de los greco-católicos a finales de los 80 y principios de los 90», afirmó Interfax.
El arzobispo Hilarión «declaró la necesidad de dar pasos prácticos para mejorar la situación en Ucrania occidental», dentro de los territorios de las diócesis de Lvov, Ternopol e Invano-Frankovsk, afirma el reportaje.
Mientras tanto, en la propia Rusia, la influencia de la Iglesia ortodoxa rusa, encabezada por el Patriarca Kirill, parece estar creciendo, aunque no sin oposición.
La subida en Rusia de Kirill y su influencia cada vez mayor en materia legislativa parece suscitar la oposición de los «siloviki», las fuerzas relacionadas con la antigua KGB.
En un artículo en la edición actual de Argumenty Nedeli, Andrey Uglanov dice que la actividad extraordinaria Kirill ha atraído la atención de algunos a quienes no les gusta que sus posiciones se pongan en duda, y mucho menos se cuestionen. Y esto se ha convertido en el «gran problema» de Kirill.
Estos «siloviki», dice Uglanov, se sienten ofendidos por la actividad «anti-estalinista» y «anti-bolchevique» de Kirill, incluyendo su presencia en la piedra Solovetsky en la plaza de Moscú de Lubianka, en el mismo día de la memoria de las víctimas de la represión política.
En este contexto, la visita de Hilarión a Roma reviste mayor importancia.
La Iglesia ortodoxa rusa es un poder en Rusia, pero afronta oposición y necesita aliados.
Lo que está sucediendo en la visita de Hilarión a Roma, por tanto, podría tener ramificaciones no solo para la superación del «Gran Cisma», sino también para el futuro cultural, religioso y político de Rusia, y de Europa en su conjunto.
Es especialmente significativo, en este contexto, que Hilarión, el «ministro de exteriores» de Kirill, tenga algunos de los mismos profundos intereses que Benedicto XVI: la liturgia y la música.
«A los quince años, entré por primera vez en el santuario del Señor, el Santo de los Santos de la Iglesia ortodoxa», escribió una vez sobre la liturgia ortodoxa. «Pero fue solo después de mi entrada en el altar cuando comenzaron la ‘teourgia’, el misterio, y la ‘fiesta de la fe’, que continúa hasta el día de hoy». «Después de mi ordenación, ví mi destino y mi principal llamada al servicio de la Liturgia Divina. De hecho, todo lo demás, como los sermones, la atención pastoral y la erudición teológica, se centra en el punto de interés principal de mi vida – la liturgia».
Liturgia
Estas palabras parecen encontrar eco en los sentimientos y en las experiencias de Benedicto XVI, que ha escrito que las liturgias del Sábado Santo y del Domingo de Pascua en Baviera cuando era un niño han conformado todo su ser, y por tanto sus escritos sobre liturgia (uno de sus libros se titula «Fiesta de la Fe») es lo
más importante para él de todos sus esfuerzos académicos.
«Los servicios divinos ortodoxos son un tesoro inapreciable que debemos custodiar cuidadosamente», escribió Hilarión. «He tenido la oportunidad de estar presente en servicios tanto católicos como protestantes, que fueron, con raras excepciones, bastante decepcionantes… Desde las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II, los servicios en algunas iglesias católicas han acabado siendo poco diferentes a los protestantes».
De nuevo, estas palabras de Hilarión parecen encontrar eco en las propias preocupaciones de Benedicto XVI. El Papa ha puesto en claro que él desea reformar la liturgia de la Iglesia católica, y preservar lo que contenía la vieja liturgia y que ahora corre el riesgo de perderse.
Hilarión citó al ortodoxo Juan de Kronstadt de forma aprobadora. San Juan de Kronstadt escribió: «La Iglesia y sus servicios divinos son una encarnación y una realización de todo en el cristianismo… Es la sabiduría divina, accesible a los corazones sencillos y llenos de amor».
Estas palabras resuenan en palabras escritas por el cardenal Ratzinger, ahora Benedicto XVI, quien a menudo dijo que la liturgia es una «escuela» para los sencillos cristianos, impartiendo las profundas verdades de la fe incluso incluso a los ignorantes a través de sus oraciones, gestos e himnos.
Hilarión en años recientes ha llegado a ser conocido por sus composiciones musicales, especialmente para Navidad y para Viernes Santo, celebrando el nacimiento y la Pasión de Jesucristo. Estas obras han sido ejecutadas en Moscú y en Occidente, en Roma en marzo de 2007 y en Washington en diciembre de 2007.
Unas relaciones más cercanas entre Roma y Moscú, entonces, podrían tener profundas implicaciones también para la vida cultural y litúrgica de la Iglesia en Occidente. Esto podría ser una renovación del arte y la cultura cristianas, además de la fe.
Todo esto estaba en juego en la reunión reservada entre el arzobispo Hilarión y Benedicto XVI en la tarde del viernes, en el palacio apostólico con vistas al lago Albano.
[Por Robert Moynihan, traducción del ingles por Inma Álvarez]