SANTIAGO DE CHILE, 27 agosto 2001 (ZENIT.org).- Ni la lluvia ni el frío amilanaron a los cerca de 120 mil jóvenes que participaron este sábado en la Caminata de la Solidaridad, organizada por la Vicaría de la Esperanza Joven.
Por décima ocasión, la tradicional peregrinación tenía por objetivo final el Santuario del beato Alberto Hurtado (1901-1952), sacerdote jesuita, apóstol de los pobres, especialmente de los niños, y fundador del «Hogar de Cristo».
La iniciativa sirvió para conmemorar el centenario del nacimiento de este hombre beatificado por Juan Pablo II 16 de octubre de 1994.
«Me impresiona el entusiasmo, la vitalidad, la alegría. Hace frío y está a punto de largarse a llover, ha llovido intermitentemente y tenemos más gente que nunca. Yo creo que estos jóvenes aman al Señor, quieren seguir a Jesucristo y se emocionan con el mensaje del Padre Hurtado. Lo que quieren es jugársela por el Señor. Desafían tiempo y clima, todo», dijo emocionado el padre Rodrigo Tupper, vicario de la Esperanza Joven.
En la ceremonia litúrgica, jóvenes del Equipo de Servicio de la Vicaría de la Esperanza entregaron a Monseñor Francisco Javier Errázuriz la reliquia del Padre Hurtado, que durante siete meses recorrió todo el país en la peregrinación «Cristo y el Padre Hurtado visitan Chile», actividad que finalizó este sábado con la caminata.
Después, a partir de la pregunta «¿Qué nos diría hoy el Padre Hurtado?», el actor Felipe Castro, representando al sacerdote jesuita, en una conmovedora prédica entregó un mensaje a los jóvenes chilenos de hoy: «Luchen, luchen por un Chile más justo y más solidario. Mi tiempo ya pasó, ahora les toca a ustedes».
Asimismo, el cardenal Errázuriz, momentos antes de visitar la cripta del beato, señaló que a pesar de las inclemencias del tiempo «Dios se expresa en la alegría de las personas que tienen fuego interior, y aunque se mojen enteros, por el fuego interior ni se resfrían. La gran mayoría de los jóvenes no se dejan amilanar por un poco más de lluvia. Ellos querían estar con el Padre Hurtado, en su último recorrido de su peregrinación por Chile, compartiendo la peregrinación de los jóvenes, la Caminata de la Solidaridad».
A las 14:00 horas del sábado los jóvenes se reunieron en la Estación Mapocho, donde se realizó el acto de envío hacia el Santuario. Con lluvia y frío, la larga columna caminó los ocho kilómetros , pasando por las cinco estaciones destinadas a animar y acompañar a los caminantes. En las estaciones se les invitó a ser solidarios con los sin techo, los cesantes, los inmigrantes y con los más pobres de los pobres, para recordarles, en la última estación que estaban ahí «Convocados por la Esperanza».
Entre esos jóvenes caminaba Luis Muñoz, quien llevó la reliquia del Padre Hurtado durante toda la peregrinación. «Para mí la solidaridad es entregar amor, comprensión y esperanza a las personas», afirma. Esto es lo que cada día se propone realizar, siguiendo el ejemplo del Padre Hurtado, alguien a quien define como un compañero, un padre y un amigo
Los primeros en llegar al Santuario fueron los quince niños y niñas del Centro de Acogida «Cristo Especial» de La Legua. «La caminata ha sido súper emocionante, porque a los chiquillos les costó harto llegar», cuenta Pilar, una de las monitoras del grupo. Los pequeños participaron entusiasmados, en primera fila, en los cantos y la ceremonia.