GINEBRA, domingo 6 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- El comité central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) hizo un llamado al gobierno de Israel a congelar y comenzar a desmantelar los asentamientos en los territorios palestinos ocupados.
También alentó el compromiso con la no violencia y las negociaciones por la paz, y reiteró la necesidad de un boicot internacional a los productos y servicios provenientes de esos asentamientos.
El comité central del CMI llamó «al gobierno de Israel a implementar con urgencia un congelamiento en buena fe de la construcción y expansión de todos los asentamientos como un primer paso hacia [su] desmantelamiento».
El llamado consta en una «Declaración sobre los asentamientos de Israel en los Territorios Palestinos Ocupados» aprobada por el comité en Ginebra, Suiza, al finalizar su reunión del 26 de agosto al 2 de septiembre.
El comité consideró que los casi 200 asentamientos con más de 450 mil habitantes en los territorios palestinos ocupados es «ilegales, injustos, incompatibles con la paz y antitéticos a los intereses legítimos al estado de Israel».
Aún cuando «el derecho de Israel a existir en seguridad concita la solidaridad en todo el mundo», subraya el comité, «sus políticas de expansión y de anexar territorios genera consternación u hostilidad». Para el comité existe una clara distinción entre «los intereses legítimos del estado de Israel y sus asentamientos ilegales».
El comité central reitera su llamado a sus iglesias miembros «para que acompañen y alienten el compromiso y el involucramiento activo en las negociaciones de paz».
También invita a «las iglesias miembros y a los fieles a dar su apoyo moral y práctico a los actos no violentos de resistencia a la confiscación de territorios, la destrucción de propiedades palestinas y a la expulsión de la gente de sus hogares y tierras».
La declaración «reitera la necesidad de un boicot internacional de productos y servicios provenientes de los asentamientos». Las iglesias del CMI no deben «ser cómplices de actividades ilegales en los territorios ocupados» y, por lo tanto, deben «poner en práctica inversiones éticamente responsables para influir sobre los negocios relacionados con la ocupación israelí y sus asentamientos ilegales».
Los asentamientos ilegales «y su correspondiente infraestructura, incluyendo el muro de separación», tienen nefastas consecuencias sobre la vida y la dignidad del pueblo palestino, señala la declaración del CMI.
Los asentamientos niegan a los palestinos el acceso «a la tierra y al agua», «restringen su libertad de movimiento, disminuyen su dignidad humana primordial y, en muchos casos, su derecho a la vida», impiden su «derecho a la educación y al acceso a la salud», y «destruyen la economía palestina». De esta manera crece «el sentimiento de desposesión y desesperación».
Además, «los asentamientos ilegales dentro y alrededor de Jerusalén ponen en peligro el futuro de la ciudad santa», la cual «debería estar abierta a todo el mundo y ser compartida por ambos pueblos y las tres religiones».
El comité central del CMI llama a sus iglesias miembro a «orar por y ayudar a los que sufren» con motivo de los asentamientos, y «a escuchar el llamado de las iglesias de Jerusalén para que la comunidad ecuménica internacional realice acciones concretas en vistas a una paz con justicia entre palestinos e israelíes».