MADRID, lunes, 31 agosto 2009 (ZENIT.org).- El arzobispo Manuel Monteiro de Castro se despidió este domingo, después de nueve años de labor como nuncio en España, con una solemne celebración Eucarística en la madrileña Basílica Pontificia de San Miguel en Madrid, para asumir a partir de ahora en la Santa Sede su nuevo encargo de secretario de la Congregación para los Obispos.
La santa misa, presidida por monseñor Monteiro de Castro –informa la agencia SIC–, fue concelebrada por diez obispos, entre ellos el arzobispo castrense de España Juan del Río, el arzobispo coadjutor de Sevilla Juan José Asenjo; el obispo de Bilbao y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española Ricardo Blázquez, el obispo de Canarias Francisco Cases, el obispo de Huesca y Jaca Jesús Sanz y el auxiliar de Madrid César Franco. También concelebró un grupo de sacerdotes.
A la misa asistieron, entre otras personalidades, el ex embajador de Estados Unidos en España Eduardo Aguirre.
Durante la homilía, a lo largo de la cual se emocionó en varias ocasiones, monseñor Monteiro de Castro afirmó que la «cercanía a Dios nos hace volar alto» y que el buen cristiano tiene que actuar en su vida de «forma coherente con la fe». «El cristiano se ha de dejar revestir por Dios», señaló.
El pasado 20 de agosto, Benedicto XVI nombró nuevo nuncio apostólico en España y Principado de Andorra, al arzobispo Renzo Fratini, que también cubrirá el encargo de observador permanente de la Santa Sede ante la Organización Mundial del Turismo, con sede en Madrid.
Tras la celebración de la misa de despedida, monseñor Manuel Monteiro de Castro explicó a los periodistas que el hecho de que el Gobierno le haya concedido hace unos días la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, que se une a la que ya posee de la Orden de Isabel la Católica, pone de manifiesto que su trabajo diplomático y pastoral en España de representante del Papa ha sido apreciado por el Estado español. En este sentido, se preguntó si el hecho de poseer ambas distinciones no querría decir «que el Gobierno y el Vaticano han apreciado mi trabajo».
Además, el hasta ahora nuncio se mostró «muy contento» por los nueve años que ha pasado en Madrid.