BONN/VARSOVIA, miércoles 26 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Los obispos de Alemania y Polonia destacaron la necesidad de «que las nuevas generaciones adquieran y conserven una justa valoración de la Segunda Guerra Mundial», en un comunicado conjunto publicado este martes con motivo del 70 aniversario del inicio de la guerra.
«No sólo tenemos necesidad de un honesto balance de las atrocidades del pasado, sino también de renunciar a los estereotipos que hacen más problemática una correcta comprensión de este tiempo y pueden socavar la confianza, construida a pesar de las dificultades», señalan.
En septiembre de 1939, las fuerzas armadas de Alemania invadían Polonia dando inicio a la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, los obispos de ambos países afirman conjuntamente que «es necesario cuidar verdaderamente la paz y la formación de hombres libres de odio».
«Algunas tendencias en la sociedad o en la política desvelan la tentación de un uso propagandístico de las heridas infligidas para reavivar los resentimientos alimentados por una interpretación facciosa de la historia», advierte el mensaje.
«La Iglesia intenta por ello pronunciarse contra esa eliminación de la verdad histórica invitando a un diálogo intenso, siempre ligado a la capacidad de escuchar las razones de la otra parte», continúa.
La declaración reconoce que «algunas heridas aún no han sido cerradas» y recuerda a «las millones de víctimas perseguidas y sacrificadas a causa de la ideología racista, de su procedencia o fe», entre ellas judíos, gitanos, discapacitados mentales y la élite de los pueblos de la Europa Central y Oriental.
Los obispos condenan conjuntamente en la declaración «los crímenes de guerra» y las deportaciones de la guerra y la posguerra, y recuerdan las consecuencias negativas de la guerra para ambos países, como el sometimiento a regímenes comunistas.
«En Europa del Este, aquella guerra tenía el objetivo de destruir y esclavizar a pueblos enteros», recuerdan.
«La elite gobernante de Polonia, entre ellos intelectuales, académicos y miembros del clero, fue afectada por una política de exterminio que buscaba someter a toda una nación»», reconocen.
La declaración está firmada por los dos presidentes de las conferencias episcopales de Alemania y Polonia, los arzobispos Robert Zollitsch y Józef Michalik respectivamente.
El documento pide mantener la buena fe, perdonar y confesar la propia culpa.
También orar más por la paz, una mayor cooperación de las instituciones religiosas de Alemania y Polonia, promover juntos la familia y proteger la vida y prestar unidos asistencia en la evangelización del mundo, especialmente de gran parte de África.
Indica que «sólo en el clima del perdón y de la reconciliación se puede desarrollar la cultura de la paz que sirve al bien común».
«La paz se construye día a día y sólo puede florecer si estamos dispuestos a reconocer nuestra responsabilidad», destaca.
Para los obispos, «el don de la paz debe vivirse en el propio corazón para que se pueda propagar a las familias y a las varias formas de organización social, y pueda finalmente llegar a toda la comunidad de las naciones».
Por último, el mensaje destaca el «paso histórico constituido por la integración europea» y pide «no dejar pasar la oportunidad de construir la paz ofrecida por la unificación de los pueblos de Europa».