Levantamiento de la excomuniones: "alegría en toda la Iglesia"

El portavoz vaticano comenta el gesto del Papa con los cuatro obispos lefebvrianos

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 25 de enero de 2009 (ZENIT.org).- El anuncio de la decisión de Benedicto XVI de levantar la excomunión a cuatro obispos consagrados por monseñor Marcel Lefebvre sin mandato del Papa en 1988 es la mejor noticia de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que concluye este domingo.

Así lo afirma el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información, al comentar el decreto publicado este sábado por la Congregación vaticana para los Obispos con el que los prelados vuelven a la plena comunión eclesial.

Para el portavoz vaticano se trata de «una hermosa noticia, que deseamos sea manantial de alegría en toda la Iglesia».

«El levantamiento de la excomunión de los cuatro obispos de la Fraternidad sacerdotal San Pío X es en efecto un paso fundamental para alcanzar la reconciliación definitiva con el movimiento iniciado y guiado por monseñor Marcel Lefebvre», reconoce el padre Lombardi.

Para comprender el significado de este paso, el portavoz recuerda las palabras de Benedicto XVI en su carta de introducción al motu propio Summorum Pontificum, del 7 de julio de 2007, cuando escribía que «la mirada al pasado de las divisiones que en el curso de los siglos han lacerado el Cuerpo de Cristo hace pensar que con frecuencia las omisiones de la Iglesia han provocado la consolidación de las divisiones».

Por ello, escribía el Papa: «tenemos la obligación de hacer todos los esfuerzos para que todos aquellos que verdaderamente tienen el deseo de la unidad, les sea posible permanecer en esta unidad o volver a encontrarla… Abramos generosamente nuestro corazón …».



El padre Lombardi recuerda que el cardenal Joseph Ratzinger, cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, siguió en primera persona los contactos con monseñor monseñor Lefebvre, en 1988, quien al final se opuso a un acuerdo con la Santa Sede y consagró a los obispos, desgajando la unidad eclesial.

El cardenal Ratzinger, recuerda Lombardi, «ya en aquel tiempo había buscado hacer todo lo posible para mantener la unidad de la Iglesia».

Pero la Comisión Ecclesia Dei, constituida por Juan Pablo II en aquella circunstancia, «ha trabajado con paciencia para conservar abiertas las vías del diálogo y diversas comunidades de maneras distintas unidas al movimiento Lefebvriano han podido ya, en el curso de los años, volver a recuperar la plena comunión con la Iglesia católica».

«La Fraternidad Sacerdotal San Pío X, con cuatro obispos, seguía siendo, en todo caso, la comunidad más importante con la que era necesario restablecer la comunión», sigue recordando el padre Lombardi.

«Benedicto XVI ha manifestado sin duda alguna su compromiso por hacer todo lo posible para alcanzar este objetivo».

Este Papa, sigue diciendo el padre Lombardi, ha promovido este objetivo no sólo con la publicación del motu propio Summorum Pontificum, que facilita la celebración de la misa siguiendo el rito anterior al Concilio Vaticano II.

Como prefecto firmó el documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe que esclarecía algunos puntos discutidos de la doctrina eclesiológica del Concilio Vaticano II, y como Papa ha pronunciado discursos históricos que han mostrado «la correcta interpretación del mismo Concilio, en continuidad con la tradición», y no como una ruptura.



«Todo esto ha creado naturalmente un clima favorable, en el que los obispos de la Fraternidad San Pío X han pedido el levantamiento de la excomunión atestiguando explícitamente su voluntad de estar en la Iglesia católica romana y de creer firmemente en el primado de Pedro», constata el padre Lombardi.

«Es hermoso que el levantamiento de la excomunión tenga lugar en el inminente 50 aniversario del anuncio del Concilio Vaticano II, de manera que este evento fundamental no pueda ser jamás considerado como un motivo de tensión; sino de comunión», sigue diciendo el sacerdote.

«El texto del decreto muestra que se está en camino hacia la plena comunión, de la que el Santo Padre desea la solícita realización. Por ejemplo, en el decreto publicado no se definen aspectos como el estatuto de la Fraternidad y de los sacerdotes que pertenecen a ella», constata.

«Pero la oración de la Iglesia está unida a la del Papa para que se superen todas las dificultades cuanto antes y se pueda hablar de comunión en sentido pleno y sin incertidumbre alguna», concluye.

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ZENIT Staff

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