QUITO, viernes, 22 agosto 2008 (ZENIT.org).- Bajo el lema «Construyamos junto a Cristo la Civilización del Amor», del 29 de agosto al 7 de septiembre se está llevando a cabo en el país latinoamericano la «Misión Ecuador 2008».
Una actividad que convoca a los jóvenes universitarios a llevar el mensaje de Cristo invitados por Él mismo «Id y predicad el evangelio a todas las gentes» (Mt. 28,16). Llenos del amor a Dios, que se concreta en el amor al prójimo, la misión se fundamenta en dos líneas principales: evangelizar y servir.
Movidos por una generosa ilusión en nombre de Cristo, los jóvenes misioneros comparten su vida con las personas de los lugares de misión llevándoles la alegría del evangelio y poniendo sus conocimientos al servicio del desarrollo humano y espiritual de sus hermanos más necesitados, para que siendo conscientes de su dignidad como hijos de Dios vivan de la manera más digna posible.
La Universidad Técnica Particular de Loja desde sus orígenes –hace ya más de tres décadas- ha venido realizando, desde lo que fue el Departamento de Pastoral Universitaria y que desde el año 2001 pasa a ser Dirección General de Misiones Universitarias, misiones a pequeña escala, en varias zonas rurales de la Provincia de Loja y Zamora teniendo como finalidad la evangelización y promoción humana y social en estas zonas, en las que participaban jóvenes universitarios que, los períodos de descanso académico, los dedicaban a la evangelización y promoción humana y espiritual de las personas de estos lugares.
La primera «Misión Ecuador» tuvo lugar en 2004. Entonces más de 500 jóvenes universitarios, de todo Ecuador y tres países latinoamericanos (Perú, Chile y Colombia), animados por el deseo de entregar lo mejor de ellos a las personas más necesitadas, se repartieron por todos los rincones de la geografía ecuatoriana, para llevar a cabo un gran sueño nacido desde la oración y alimentado por un generoso celo apostólico.
«En su ánimo –informa a Zenit la Universidad Técnica Particular de Loja- sólo latía el deseo de poder compartir con ellos, aunque sólo fueran pocos días, toda la riqueza que tenían en sí a cambio de algo tan grande como la gratitud de la sonrisa de un niño, o las lágrimas de un adulto que develan el dolor de la vida y que puede ser confortada con la cercanía de alguien para quien su vida es importante o la esperanza de un joven que puede encontrar un nuevo sentido a su vida y descubrir que su horizonte es mucho más amplio de lo que jamás había soñado».
Para seguir la marcha de la Misión: http://www.utpl.edu.ec/misionecuadorblog/