ROMA, jueves, 21 febrero 2008 (ZENIT.org).- Ha sido presentada el 19 de febrero, en la Universidad Pontificia Lateranense de Roma, la «Enciclopedia de la Oración», publicada por la Librería Editorial Vaticana (LEV).
Según los autores, C. Rossini y P. Sciadini, en colaboración con L. Borriello, E. Caruana y M. R. Del Genio, «la oración es en la religión lo que el pensamiento es en la filosofía. El sentido religioso ora como el órgano del pensamiento piensa», como ya sostenía el poeta alemán Friedrich Novalis.
La obra se inscribe en la línea de continuidad del Diccionario de Mística y del Nuevo diccionario de Espiritualidad que la LEV publicó respectivamente en 1998 y 2003.
Partiendo de la Biblia, recorriendo los siglos y pasando de la historia a las diversas áreas geográficas, la obra trata de interpretar el coloquio de los hombres con Dios.
En el prólogo, el cardenal Georges Cottier op, teólogo emérito de la Casa Pontificia, recuerda la crítica radical a la oración realizada por el filósofo Emmanuel Kant, quien consideraba «inútil y arrogante la pretensión de obtener de Dios la renuncia al plano de su sabiduría en favor de un efímero beneficio nuestro».
Por el contrario, en el catecismo del santo cura de Ars, se sostiene que «esta es la hermosa tarea del hombre: orar y amar. Si vosotros oráis y amáis, esta es la felicidad del hombre sobre la tierra…».
Según el cardenal Cottier, «nuestra idea de la oración depende del conocimiento que tenemos de Dios. Además y como consecuencia, refleja una concepción antropológica».
Para el purpurado, «la oración es la respiración vital del alma, en la cual se expresa nuestra identidad humana y cristiana».
Desde la Novo Millennio Ineunte hasta la reciente exhortación apostólica Sacramentum caritatis, afima el cardenal, el Magisterio reciente, con insistencia, ha «subrayado la centralidad de la oración en la vida del pueblo de Dios».
Y Benedicto XVI, en su primera encíclica Deus caritas est, «ha confirmado la centralidad de la oración en la vida cristiana»; mientras que en el discurso a los miembros de la Comisión Teológica Internacional (1XII.05) subrayó que «sólo con la oración y la contemplación se puede adquirir la docilidad a la acción del Espíritu Santo».
«La exigencia de la oración –explica el cardenal Cottier– brota de la misma naturaleza humana, en cuanto que el hombre, de manera más o menos clara y explícita, es consciente de su condición de criatura y de su dependencia de Dios fuente de todo bien».
«Además –precisa el purpurado– la oración encuentra en la belleza su ambiente natural. Ella misma es fuente de belleza. Entre el arte y la oración existe una singular afinidad».
«Una cultura en la que no hay espacio para la oración se convierte ella misma en un desierto espiritual, un lugar de vulgaridad y violencia», añade.
En conclusión, el cardenal Cottier afirma que también por este motivo «además de su pertinencia propiamente religiosa, la Enciclopedia de la Oración es una aportación de gran valor a la cultura. El auspicio es que llegue a ser para muchos una compañía de vida».
Por Antonio Gaspari, traducido del italiano por Nieves San Martín