CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 8 febrero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI reconoció este viernes que la crisis de la familia no sólo repercute en la sociedad sino también en la vida eclesial pidiendo la movilización de los católicos para promover su bien y su defensa.
Así lo explicó a los obispos de Costa Rica, quienes concluían su quinquenal visita al Papa y a sus colaboradores en la Curia romana, con quienes analizó los desafíos que la Iglesia debe afrontar en este país centroamericano de hondas raíces cristianas.
«Con razón os preocupa un creciente deterioro de la institución familiar, con graves repercusiones tanto en el entramado social como en la vida eclesial», comenzó constatando el Santo Padre.
A este respecto, aseguró, «es necesario promover el bien de la familia y defender sus derechos ante las instancias pertinentes, así como desarrollar una atención pastoral que la proteja y ayude de manera directa en sus dificultades».
En este contexto, el obispo de Roma consideró que «es de la máxima importancia una adecuada catequesis prematrimonial, así como una cercanía cotidiana que lleve aliento a cada hogar y haga resonar en él aquel saludo de Jesús: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa» (Lucas 19, 9)».
Benedicto XVI explicó que tampoco «se han de olvidar los grupos de matrimonios y familias para ayudarse entre sí a cumplir su alta e indispensable vocación».
Asimismo, pidió promover «servicios específicos que alivien situaciones penosas, producidas por el abandono de la convivencia, la precariedad económica o la violencia doméstica, de la que son víctimas sobre todo las mujeres».