CIUDA DEL VATICANO, martes, 5 febrero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI manifestó la gratitud de toda la Iglesia a los religiosos y consagrados del mundo que el 2 de febrero, fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, celebraron la Jornada de la Vida Consagrada.
«Os invito a rezar por aquellos a quienes Cristo llama a seguirle más de cerca con una consagración especial», dijo el Papa, hablando desde la ventana de su estudio, al comenzar su tradicional alocución antes del rezo del Ángelus.
«Nuestra gratitud se dirige a estos hermanos y hermanas nuestros, que se dedican al servicio total de Dios y de la Iglesia, con los votos de pobreza, castidad y obediencia», afirmó en sus palabras a los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
«Que la Virgen Santa alcance muchas y santas vocaciones a la vida consagrada, que constituye una riqueza inestimable para la Iglesia y para el mundo», afirmó.
Con motivo de la Jornada de la Vida Consagrada, el Papa se encontró con religiosos y consagrados tras la misa que celebró para ellos en la tarde del sábado, en la basílica vaticana, el cardenal Franc Rodé, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
En la misma basílica, el Papa les exhortó a poner en el centro de su vida la Palabra de Dios, tema al que estará dedicado el sínodo de los obispos del mundo, que se celebrará en el mes de octubre en Roma.
«La vida consagrada, en efecto, está arraigada en el Evangelio –aclaró el Papa–. En él, como en su regla suprema, ha seguido inspirándose a lo largo de los siglos y a él está llamada constantemente a volver para mantenerse viva y fecunda, ofreciendo frutos para la salvación de las almas».